Hay
razones que tú sabes para el frío.
Cien
razones que desvelan en tu rostro
los
ojos opacos de la muerte.
Pero
callas y sigues caminando,
con
fidelidad infatigable,
alrededor
de la noria del instinto.
Son tus
manos pájaros de cólera dormida
y en
tus hombros se adivina
todo el
peso de las nubes.
Una
línea recta puede ser,
en el
techo de tu miedo, un laberinto.
Mariano Calvo Haya
Ojalá que en los ”bajocero” en que te encuentras ahora, la primavera urja a jubilarse al invierno. Que las aves vuelen y el viento se pose. Que las esperas sean breves y las destemplanzas cortas.
ResponderEliminarEspero que el vodka conforte y la corona no incordie. Y, por encima de todo, que no se te congele el koala.
Todos vosotros, el amante de los plumíferos, la corona, el koala y tú estáis presentes en mis oraciones. Y en mis brindis, por supuesto.
Y recuerda que en esos septentriones tan civilizados de allende nuestras fronteras, la barbarie se cuela por las costuras del invierno. Callao está dicho.
El bajo cero tiene templanzas que vienen dadas por la famosa màxima de que "a grandes males, grandes remedios". Y no hay frìo del alma o del cuerpo que no curen unas buenas patatas a la riojana bien regadas con la provisiòn en vidrio que se ha traìdo mi koala favorito.
ResponderEliminarNos vemos y nos contamos.
Una imagen maravillosa. Y la fotografía también.
ResponderEliminarMe alegro de que te gusten, sobre todo porque ambas se me habían quedado un tiempo en el baul de las cosas extraviadas. Es un placer recuperar.
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