En 1869, Monet y Renoir, en el mismo día pintan codo con codo sendos cuadros con el mismo motivo en un balneario al que suelen acudir con frecuencia llamado La Grenouillère.
Aparentemente se trató de un día de amable competencia entre amigos en el que cada uno pretendía captar una impresión del momento y del lugar. Y, en efecto, más allá de la técnica, más nerviosa en Monet y más detallada en Renoir, cada una de las pinturas refleja fielmente la individualidad, la personal visión de cada uno de ellos sobre un lapso de tiempo único e irrepetible.
También hubo alguien que los dibujó a ellos.
ResponderEliminarPues me encantaría saber más al respecto. Buscaré información. Gracias, José María. Y un abrazo.
ResponderEliminarMe refería a ti.
ResponderEliminarAh, caramba. No soy el único en ese caso. La historia de La Grenouillère y la teórica competencia entre Monet y Renoir me llegó a través del libro "Dos sherpas", en el que el autor, argentino él, lo describe muchísimo mejor. Me resultó curiosa una anécdota que acaba bastante mejor que la relación entre Van Gogh y Gauguin.
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