La fotografía es un contraluz. En la parte más lejana hay
una tapia y delante una huerta otoñal y húmeda. En el punto medio dos siluetas sentadas
en el umbral de una puerta se miran de frente mientras apuran sus cigarrillos. Parece
que están hablando francamente. Sin embargo la imagen fija, como es natural, no
recoge sus palabras. Pero todo se entiende. El hombre y la mujer desentrañan
pasados y presentes al tiempo que se protegen de la lluvia. Y mientras hablan
comprenden…
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