Un día más comienza.
Al otro lado de la ventana está el mundo. Los prados, la ría, bosques, otras ventanas en el pueblo de enfrente. Y entre mi ventana y la del que tal vez se refugia más allá, hay un terrible y hermoso paréntesis y una primavera que se ha instalado sin la fanfarria florida de otras veces. Como el vecino silencioso que llega inesperado.
Hoy también he cerrado mis puertas.
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