La vida se está poniendo resbaladiza y se nos amotinan cada día los conjuros y los deseos. Pero a veces, quizá en precaria correspondencia, el cielo en batalla o los filtros de la luz del orbe y los turbulentos abrazos de nube se muestran espléndidos y osados hasta saquearte las lágrimas y la respiración.
Sólo hay que esperar el momento, la presunción de la lluvia, la soledad...
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