El día empezó con un amanecer espectacular, de esos que llenan el fuelle de ánimo para el resto de la jornada, pero luego vino la jodida realidad con sus tentáculos de sombra y lo echó todo a perder.
Así que hoy, a partir de este mismo momento, solamente quiero nadar con ballenas y buscarle la vuelta al horizonte que un día vi desde el mar de Punta Arenas.
Y soñar que sobrevivimos a la tristeza.
Nada más.
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