Hay puertas que no se deben abrir y líneas que no es prudente cruzar.
Hay confines a los que no hay que llegar, aunque el miedo nos espante y la cobardía nos mate.
Hay caminos que no es necesario recorrer, porque la realidad se muestra cruda y entera en los espejos inmundos donde nos miramos sin reconocernos, o donde vamos a contemplar las ascuas extinguidas de lo que somos.
Apenas océanos de tinieblas, barcos desarbolados y dragones más allá.
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