Desde hace días no presto apenas atención a las noticias, a los telediarios, a los partes. Tampoco leo los periódicos, más allá de comprobar si el bicho coronado se acerca a los aledaños de mi vida o me pisa los talones. No escucho a militares, a policías, a guardias civiles en sus ruedas de prensa. No pienso que esto sea una guerra y, por tanto, sigo sin sentirme parte de su bando. No aplaudo en el balcón. No tengo. No sé tocar un instrumento y canto como un cuervo. Aparte de que solo serían mis testigos los gorriones.
Ya sé que soy un tipo insolidario, pero odio las muestras de moral desvencijada, las patrias de banderín y tentetieso, el falso optimismo de "quitacomopuedasesespanto", la fraternidad sobrevenida, el egoísmo arrojadizo, la normalidad con la que llegamos y esa otra normalidad con la que saldremos.
Sí, ya sé. Me duele el hombro, tengo insomnio y llevo más de un mes que no fumo. Y de cuando en cuando vuelvo a leer a Celso Emilio Ferreiro y ahuyento el miedo con sus poemas.
Viaxeiro, que vés de lonxe
e vas de paso.
Coa palabra máis viva
do meu linguaxe, falo.
Repudio as inxusticias
i a liberdá procramo.
Digo a miña verdade
e no pobo descanso.
Viaxeiro, que vés de lonxe
e vas de paso.
Teño a luz dos abrentes
i as estrelas reparto.
Estóu cos sofridores
vivo cos desherdados.
Pelexo contra a noite
e non creo nos anxos.
Viaxeiro, que vés de lonxe
e vas de paso:
Dilles aos irmáus da Terra
que é moi triste o País dos Ananos.
Viajero, que vienes de lejos/ y vas de paso./ Con la palabra más viva/ de mi lenguaje, hablo./ Repudio las injusticias/ y la libertad proclamo./ Digo mi verdad/ y en el pueblo descanso./ Viajero, que vienes de lejos/ y vas de paso./ Tengo la luz de los amaneceres/ y las estrellas reparto./ Estoy con los sufridores,/ vivo con los desheredados./ Peleo contra la noche/ y no creo en los ángeles./ Viajero, que vienes de lejos/ y vas de paso./ Diles a los hermanos de la Tierra/ que es muy triste el País de los Enanos.
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