Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

viernes, 26 de octubre de 2018

miércoles, 24 de octubre de 2018

Asamblea


                              queridos compañeros carpinteros y ebanistas
                              les traigo el saludo solidario de los metafísicos
                              también para nosotros la situación se ha hecho insostenible
                              los afiliados se niegan a seguir pagando cuotas
                              a partir de este momento la lírica no existe
                              con el permiso de ustedes la poesía 
                              ha decidido dar por terminadas sus funciones este invierno
                              no lo tomen a mal
                              pero aún quisiéramos pedirles una cosa
                              mis viejos camaradas amigos de los árboles
                              acuérdense de nosotros cuando canten la internacional.


                                                                           Juan Carlos Mestre

martes, 23 de octubre de 2018

Lo efímero


La carretera es tan larga como el tiempo. Transcurren entre pájaros que vuelan y viandantes que se van quedando atrás como recuerdos, sin posibilidad de fijar sus rostros o sus ademanes.
El viajero dispara su cámara al azar con la esperanza vana de atrapar el albur o un retazo de su propia vida. O quizá simplemente lo que hay más allá de su mirada.

viernes, 19 de octubre de 2018

Libros y mapas

De eso vivo yo. No es que me gane la vida con ello, no. Quiero decir que es eso lo que me alienta a vivir.

Aún no sabía leer y ella, con su alma campesina, me procuraba tebeos y libros ilustrados. Y yo me imaginaba las historias. E imaginando, imaginando fui poco a poco, con los años, acumulando sucedidos e improvisando rutas, senderos y navegaciones. Y un paso seguía a otro paso, y un libro a otro libro. Y Julio Verne dio el testigo a Stevenson, que a su vez cedió un mapa delirante al loco cuerdo de La Mancha. Y caminando, caminando, al principio con un dedo índice viajero, me vi de pronto en el Mar de la China o en las selvas de Ecuador. Y también subí una montaña.

Hoy, ella, habría cumplido 82.  

miércoles, 10 de octubre de 2018

Una habitación lejana

Probablemente se trate de una exigua habitación de Bobo Dioulasso o de Uagadugú, con una cama para dos y un aparente dosel que es, en realidad, una mosquitera.
Hay ropa tendida recién lavada. Pantalones y camisetas de hombre y de mujer.
Una toalla de viaje recogida en su red y un cinturón africano.
De la pared blanca cuelgan dos sombreros.
Y sobre la mesa, alguien que tal vez soy yo en otro tiempo escribe.
Sobre el viento que mueve los granos de arena.
Sobre el sol, cuando en la tarde se desploma.
Sobre los anchos y rojos caminos solitarios.
Sobre la luz en los ojos de la gente.
Sobre el valor de vivir cargando con esa luz.
Pero también, también, sobre la tristeza.


martes, 9 de octubre de 2018

Los niños de Mauthausen

"El punto de inflexión de la vida de los chicos de Mauthausen fue el acuerdo alcanzado en junio de 1943 entre Bachmayer y Anton Poschacher, responsable de la cantera del pueblo de Mauthausen, de dar trabajo a 50 de estos jóvenes como aprendices de canteros. El kommando de Poschacher, o Poschacherjugend, como dio en llamarse la unidad, fue durante toda su existencia exclusivamente español. Estaba formado por los más jóvenes, que no lo abandonaban al llegar a cierta edad ni fueron nunca relevados por otros si morían. Los jóvenes españoles trabajaron así en la cantera privada cercana a la estación de Mauthausen, con ingenieros civiles austriacos y los obreros especializados que manejaban las máquinas; todos tenían más de sesenta años. A los muchachos se les pagaba un salario de entre 2 y 3 reichsmark a la semana, que nunca tocaban pero que el Poschacher ingresaba en una cuenta de las SS del banco local. Se les indicó que recibirían el dinero cuando terminara la guerra. Por otra parte, Himmler dijo también que nadie podía salir del KL-Mauthausen vivo. Como sucedió lo inimaginable y Alemania perdió la guerra, los muchachos del Poschacherjugend podrían solicitar más tarde al gobierno de Alemania Occidental el pago de lo poco que habían ganado; algunos lo hicieron y el gobierno les pagó.
Los chicos estuvieron alojados primero en el barracón 11, y el último año en el barracón 6.Todos los días iban andando a la cantera del Poschacher, al principio por la colina que rodeaba el pueblo escoltados por un sargento SS y cuatro hombres, pero más tarde los SS perdieron  interés por guardar su secreto y los muchachos caminaban por Mauthausen con una escolta cada vez más reducida. Josef Niedermayer, conocido por su salvajismo en el Bunker, declaró en el juicio al que fue sometido en 1946 que su primer trabajo estuvo en el kommando de Poschacher y que él mismo escoltaba a los chicos. Al final, el único que lo hacía era el kapo español Antonio Benedicto. En los primeros días salían con una inocencia política que podría haberles buscado la ruina. Para partir al trabajo iban cantando La Internacional. Cuando el kapo español les dijo que lo que estaban haciendo era muy peligroso, le contestaron que no había razón para preocuparse: ¡estaban cantando en español! Hubo que explicarles que La Internacional era... internacional".     

Españoles en el Holocausto
David Wingeate Pike.
Debolsillo.

jueves, 4 de octubre de 2018

Sísifo con bicicleta

Quien haya subido alguna vez a Tresviso desde Urdón sabe que lo que llaman el Balcón de Pilatos es un lugar que se encuentra prácticamente al comienzo del último tercio de la trabajosa ascensión.
Y por allí bajábamos nosotros, atentos a las piedras del camino, tras reconfortante almuerzo de bocadillo en el bar del pueblo y agradable charla con alguno de los lugareños, cuando en una revuelta del camino apareció frente a nosotros, para nuestra sorpresa, este chaval bañado en sudor, con una memorable sonrisa de oreja a oreja y arrastrando su bicicleta como si fuera un corredor de ciclocross.
Para nosotros fue como si de pronto hubiéramos visto aterrizar un oso en la luna. Admirados estábamos de que este joven de "Coloradou, Yunaited Esteits" hubiera sido capaz de llegar hasta allí de aquel modo.
Cuando nos despedimos, tras una breve parrafada en "spanglish", cuatro fotos, un par de cabeceos más de pasmo por nuestra parte y alguna sonrisa, aún nos volvimos otra vez para contemplar cómo este Sísifo del otro lado del mar rebasaba la curva cercana en busca de las siguientes.


martes, 2 de octubre de 2018

Sur




Incontables chapas de cerveza
pavimentan en óxido la calle de tierra.
Incontables las moscas al sol en su zumbido.
Incontables los días iguales, los días sin tránsito,
las noches escasas, las noches perdidas.
Incontable la esperanza derramada
de los que navegan, quietos,
a la sombra de paredes ardientes.
Incontables los náufragos y sus pesadillas de sal.
Incontables los cuerpos envueltos en plástico.
Incontable la luz pálida y el vértigo
de las gotas del aguacero, cayendo
de los ojos de los vivos y de los muertos.
Incontables los que desde aquí miran al mar
y solamente ven la terca espuma de las olas.

                                                                   MCH