Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

miércoles, 28 de junio de 2017

Italia 1988

A finales de 1988 viajé por primera vez a Italia, al norte de Italia. Disponíamos de un Nissan Patrol al que habíamos habilitado una plataforma en la parte trasera que nos servía de cama, y bajo la cual acomodamos el equipaje, la cocinilla de butano y los víveres. El habitáculo que nos quedaba era bastante reducido y poco proclive a conservar la intimidad. De hecho, se hacía tan dificil revolverse en aquel espacio, dentro del saco de dormir, que para cualquier necesidad nocturna era obligatorio despertar al compañero y salir en orden y sin prisas del vehículo.
Además, hacía tanto frío en aquellas latitudes y en aquella transición del otoño al invierno que cualquier micción nocturna se hacía sumamente costosa a la par que rápida (aunque parezca una contradicción).
Recuerdo que, a falta de prendas térmicas de las que se usan ahora, nos calzamos el segundo día un pijama de algodón  bajo la ropa y no nos lo quitamos hasta el último. También recuerdo el chorro congelado de los grifos del camping de Florencia.
La fotografía está hecha mientras cruzábamos los Alpes en el viaje de regreso. Nunca había visto hasta entonces un lago helado.

lunes, 26 de junio de 2017

Esto no es el Guggenheim


Escucho en la radio que la gente salía maravillada de las vistas que se podían admirar desde el edificio que inauguraron el sábado en Santander. Unas vistas que, efectivamente, ya estaban antes allí, tal como decía la persona a la que entrevistaban. Lo cual me induce a afirmar que lo único que ha sucedido es que, por arte de birlibirloque, nos han cambiado un paisaje público por un paisaje privado.  
Y encima nos han dejado un regalito.   

sábado, 17 de junio de 2017

Francesca Ancarola

Ayer cerré un bucle que nació en el año 2007 en el hostal El Conventillo de la ciudad de Punta Arenas en Chile. Entonces, el chaval que estaba en la recepción me prestó por media hora el CD que escuchaba, concretamente "Lonquén", un homenaje a las canciones de Víctor Jara interpretado por Francesca Ancarola, que para mí era en aquel momento una completa desconocida. Sin embargo, yo que soy un entusiasta de la música del desaparecido músico chileno tengo que reconocer que me gustó, y mucho, el aire novedoso que Francesca le daba a las inmortales canciones de Víctor.
Bueno, el caso es que me fui con aquel CD por las glaciales calles de la ciudad austral en busca de un establecimiento en el que poder "fusilarlo" (algo que prometo que no es mi modo de actuación habitual, pero éste era un caso extremo). Desde entonces, Lonquén y Francesca Ancarola me han acompañado de cuando en cuando hasta ayer, que actuó insólitamente en Torrelavega. A partir de ahora sus canciones me seguirán acompañando, pero ya por lo legal.     

martes, 13 de junio de 2017

La propiedad privada y el amor



Estoy poniendo varas en el sembrado para que se enreden en ellas las judías que van naciendo, aquellas que aún resisten el hambriento ataque de los mirlos. Y mientras observo los tristes restos de las plantas que los pájaros dejaron, escucho sobre mi cabeza el enfurecido canto del miruello que, defendiendo lo que considera suyo, pretende ahuyentarme de mi propio huerto.
Y esa ira enfrentada a la mía me lleva a pensar, sin duda, en lo extremadamente relativas que son en ocasiones las lindes de la propiedad.

domingo, 11 de junio de 2017

El río del olvido

Que el Curueño es el río del olvido ya lo firmó Julio Llamazares hace años, y no voy a ser yo el que enmiende la plana a quien lo transitó de forma tan esforzada desde su desembocadura a su nacimiento. Él sabrá qué asuntos fueron desechándose de su cabeza en el transcurso.
Sin embargo, para mí el Curueño trae siempre recuerdos de una edad en la que yo estaba aún por construirlos. Por sus parajes anduve en brazos de mi madre, probablemente, cuando aún no tenía el que les habla tiempo para caminar. Y con los años las comarcas del Curueño fueron un lugar de predestinación a las que ahora vuelvo regularmente, y aunque generalmente digo que, a falta de patrias, soy de aquel lugar en el que en cada momento estoy, en realidad todo mochuelo necesita siempre algún lugar al que regresar. Y a mí, ya ven, me gusta regresar aquí. Es cuestión de elección y no de nacimiento.
Bueno, y después de tanto preámbulo, lo que quiero decir es que recientemente se ha publicado en León un libro titulado "El Curueño literario" en el que se recogen textos que, de algún modo, hacen bandera de un río tan humilde y en el que me honro en participar junto a gente tan singular que, si no fuera por la emoción, hasta me daría un poco de apuro. Cosas de la timidez.

viernes, 9 de junio de 2017

miércoles, 7 de junio de 2017

Ponerse las pilas

Un adolescente preguntando en el mostrador qué es una pila de petaca.

martes, 6 de junio de 2017

La Isla del Tesoro II


En realidad ésta es la primera, la que inició sin querer lo que podemos llamar una colección de Islas del Tesoro del mundo.
La adquirí como recuerdo en una librería de Alepo (Siria) en abril de 2008 y, ahora, dadas las circunstancias, es aún más querida. Se trata de una edición muy sencilla y muchas de las páginas tienen la tinta decolorada. Digamos que podría pasar por la hermana pobre de todas las Islas si no tuviera tantos valores simbólicos.

sábado, 3 de junio de 2017

Librería 75

Venecia. Italia.