Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

domingo, 30 de noviembre de 2014

Adiós Carnaval



Como hoy estábamos casi todos los de acá pero faltaba ella, la de allá, valga esta entrada para acercarla un poco más.
Para Gise.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Penúltima estación

Con los ojos, la anciana, va midiendo perímetros y esquinas. Bailan nerviosos de un lugar a otro dentro de la desconocida estancia.
A lo lejos, como si fueran de otro mundo, oye las palabras de su hijo:
“Aquí vas a estar bien, te van a cuidar, ya no vas a estar sola, podrás hablar con gente…”
Pero ella, en su nebulosa, continúa desentrañando cancelas imaginarias.
Durante un rato más no dice nada mientras el hombre apura los argumentos.
Hasta que de pronto ella responde con ojos de piedra:
“¿Y cómo dices que se llama este tanatorio?”

domingo, 23 de noviembre de 2014

Cita en la cumbre

  Fotografía: Sol Valbuena. Mendoza (Argentina)

sábado, 22 de noviembre de 2014

Solhilaridad

Escucho en la radio que el Ébola avanza por África como ejército sin rival. Escucho también que los países del mundo "civilizado" no hacen en este caso lo que a veces predican. Escucho que se necesitarían al menos cinco mil médicos con las pilas puestas. Escucho que salvo escasas excepciones, como China o Cuba (¡Cuba, señores, Cuba!), los países del mundo se muestran remisos a adelantar médicos que combatan la enfermedad sobre el terreno. Escucho que se achaca a cuestiones burocráticas.
Esa burocracia que nunca es barrera cuando se trata de enviar, a dónde sea, soldados armados con sospechosas misiones humanitarias.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Inventario de Pertenencias (Bienes Inmateriales y Objetos Ausentes)

    Terminal de Buses de Las Grutas en la Patagonia Argentina.

Esta fotografía es la última en la que mi mochila se retrató conmigo. Luego cada uno emprendimos caminos divergentes. Y aunque no se trate de nostalgia específicamente algo sí que la echo de menos.
Menos mal que los cacos esta vez no se llevaron las nubes de mi boca.
Ni las gotas de rocío recaudadas en San Cristóbal.
Ni el grano de arena de la orilla del Río Niger.
Ni la música que los fieles cantaban en el monasterio de Sanahin.
Ni una sola de las mañanas pasadas en el campament de La Liberté.
Ni los gigantes que se quedaron en mis ojos al fondo de la playa de Na-Trang.
Ni la carrera nocturna del lobo de los Andes.
Ni la sombra del Cotopaxi.
Ni el horroroso crujido del hielo en el Mar de Barents.
Ni siquiera el más hermoso de los hermosos baobabs.
Ni el cielo de Patagonia sobre mi cabeza
Ni la enigmática mirada de las ballenas...
  

jueves, 20 de noviembre de 2014

Librería 55

    Montevideo (Uruguay)

domingo, 16 de noviembre de 2014

Pinocho

Las polillas vuelan libres, se divierten chocando con la luz de las ampolletas, no se aburren como nosotros cuando el sol se hunde en el mar. La abuela, como todas las noches, sintoniza  en la radio el "Diario de Cooperativa; mueve el cable de la plancha que hace de antena y se acerca al aparato con intensa nostalgia. Oye las noticias con atención cuando fuerza el oído izquierdo, porque con ese escucha mejor. La preocupación por lo que está pasando se convierte en pena, y con facilidad se le empañan sus ojos. Quieta, muy cerca del aparato, atenta, escucha como si en cualquier momento le fueran a anunciar el fin del mundo. Entonces yo le pregunto qué significa Dictador Imperialista, y ella, mi pobre viejita, siente una indefinible congoja, como si frente a sus ojos se proyectara una película de terror. Enseguida tiene ganas de ir al baño; es una cuestión automática. O bien empieza a llorar con tanto desconsuelo que me hace llorar a mí también. Levanta la vista hacia la luz de la ampolleta y asegura que a este pueblo se le están comiendo las polillas. Por supuesto que habla lo primero que se le ocurre para desviar mi atención, con cuidado de no explicar nada acerca de las noticias. Yo sé que el Dictador Imperialista es el presidente que no usa corbata como los demás, sino que viste de militar y se llama Pinocho, porque tiene el corazón de madera al igual que las marionetas que él dirige. Eso yo lo sé porque me lo explicó clarito el abuelo.
                                                                   ....................................................

Yo no sé por qué solo de noche el señor Amigo visita al abuelo. Es agradable y pausado como él. Aparece en el umbral mirando tras su espalda, como si otros vigilaran sus pasos. Tiene más o menos la misma edad del abuelo, y llega a casa envuelto en un abrigo desgastado, a veces cubriendo su cabeza con una gorra a lo Neruda. Me toca el pelo y me pregunta cómo van las aventuras con Jim. Yo le respondo que perfectas, que ahora los tarros de leche traen dentaduras de vampiro, que es una promoción para que las familias compren y Jim se las ajusta en la boca para asustar a la gente de la estación. El señor Amigo explica que nuestro país es un gran negocio donde todo está en venta, empezando por la madre de Pinocho. Que yo sepa, le digo, Pinocho nunca tuvo madre. Gepetto lo inventó en su taller de carpintería. En eso tienes toda la razón, corrige el señor Amigo...      

El pequeño comandante.
Rodrigo Díaz Cortez.
Mondadori. Chile.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Enrojecer




El don de enrojecer


Me gustan las mujeres que enrojecen.
Tanto cromática,
poética,
como políticamente.

Para empezar me gustan
porque son la única prueba contundente
de que aún hay vida
en mi huraño corazón.

No es que aborrezca
a las féminas azules,
grises o celestes.
Es simplemente que
en nada se comparan
a las que tienen
el Don de Enrojecer,
que equivale nada menos,
a reinventar cada mañana la utopía,
multiplicar los panes y los sueños
y poner las cosas más calientes…

Tanto romántica, política,
como poéticamente.

Me gustan las mujeres que enrojecen,
pues aquellas hembras
que aún suelen sonrojarse
son la última trinchera que nos queda
en la lucha contra el neo-desamor.

Cuando te tornas, mí bien,
del verdadero color de las estrellas,
quisiera entonces, tantas cosas
y entre ellas…

ser peregrino en tu piel
cuando anochece,
comer tus besos,
uno a uno,
lentamente,
curar tu soledad,
e incluso a veces…
quisiera simplemente
amarte amor
cuando enrojeces.



                                   Martín Echeverría

viernes, 14 de noviembre de 2014

La sal de la tierra

Como un deja vù se suceden las imágenes en este memorable documental. ¿Es posible que haya contemplado tantas fotografías en mi vida de este gran recuperador? 
La mirada de Sebastiao Salgado, esa mirada infinita, nos conduce sabiamente por lo mejor y lo peor del hombre y por esta casa torturada que habitamos. Es la sal de la tierra.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Independencia

El gobierno de CiU, con el apoyo decidido de Esquerra Republicana, se ha convertido en el azote de los derechos sociales. La destrucción de los servicios públicos iguala o supera al resto de las autonomías. No se han conseguido ninguno de los objetivos previstos o enunciados, entre ellos la reducción del déficit; desde que Artur Mas gobierna la deuda pública catalana ha aumentado un 73,6%. Se cerró el mes de junio con un pasivo de 61.836 millones de euros (el mayor de todas las CCAA). La deuda del resto de Administraciones Públicas españolas, en ese período fue del 56%. En el mismo tiempo ha aumentado la mortalidad en un 5,3% por causas directamente relacionadas con los recortes sanitarios. Mientras, decenas de miles de familias corren el riesgo de no poder enfrentarse al pago de los recibos de la luz o el agua. La Generalitat se gasta millones de euros en campañas publicitarias a favor del “derecho a decidir”, se subvencionan diarios afines al credo independentista, pero muchos niños catalanes carecen de libros de texto por falta de recursos o rebuscan en las papeleras de las escuelas el bocadillo que han dejado sus compañeros.

Eduardo Luque
El Viejo Topo 
Noviembre 2014


Para leer artículo completo:
http://www.elviejotopo.com/web/archivo_revista.php?arch=2115.pdf


lunes, 10 de noviembre de 2014

Y ballenas

Puerto Pirámide. Argentina.

Las gaviotas cocineras asedian a las ballenas como forajidos. Esperan a que asomen a la superficie para atacarlas con la intención de llevarse pedazos de su piel y de su grasa. Las heridas que les causan son, en ocasiones, de bastante consideración.
Alguien diría que esta práctica alimenticia no deja de ser parte de la lucha por la vida. La naturaleza es así, hermosa y cruel.
Sin embargo, durante los días que nos dedicamos a la observación de las ballenas, las andanzas de las gaviotas nos ponían de los nervios.
Para entonces, como gaviotas cocineras, auténticos facinerosos al descuido ya nos habían aligerado de equipaje.
Ellos "luchaban por la vida" y nosotros comenzábamos a ejercer, a la manera de Antonio Machado, de poetas en exilio, "casi desnudos, como los hijos de la mar".  

domingo, 9 de noviembre de 2014

Ballenas

Puerto Pirámide (Argentina)

Nos acercamos desde la terminal de autobuses al mar por una calle aún dormida. Más allá amanece entre gaviotas.
A lo lejos las vemos por primera vez. O más bien las intuimos, bajo los chorros de niebla que parecen salir de las profundidades. 

jueves, 6 de noviembre de 2014

El Iberia

No hace mucho, estando aún en Argentina, incluí una entrada a esta nube (Cuarteto de Buenos Aires) en el que explicaba alguna de las vicisitudes del Café Iberia, en la Avenida de Mayo de Buenos Aires. A la entrada diversas placas hacen referencia a batallas de la Guerra Civil, a la lucha contra los crímenes del franquismo, y en homenaje a los caídos, represaliados y exiliados en defensa de la República Española. Una pequeña isla al otro lado del mar de dignidad y memoria histórica sobre nuestro pasado reciente.  

martes, 4 de noviembre de 2014

domingo, 2 de noviembre de 2014

El Caracol

    El Caracol. Paso de los Andes entre Mendoza (Argentina) y Santiago de Chile.