Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

lunes, 30 de enero de 2023

Librería 84

 

                                                   Book Owski's.                                                                                                                     Atenas (Grecia) 

jueves, 26 de enero de 2023

Balonmano


Entre los trece y los diecisiete años jugué a balonmano en las categorías de infantiles y juveniles. Desde entonces me sigue fascinando ese deporte y asisto como espectador siempre que puedo, que no es mucho.
Con quince años me rompí el brazo defendiendo un contraataque en el campo del Salesianos. En otra ocasión, la única, me expulsaron del partido por insultar al árbitro que previamente me había insultado a mí. Me metieron dos partidos de sanción. Al árbitro no.
Jugué la mayor parte del tiempo en el mismo equipo, aunque en los juegos escolares participé con el equipo de mi instituto y más tarde, en la universidad, cuando ya había abandonado la práctica habitual del balonmano, volví a retomarlo durante unos cuantos partidos. Habían cambiado algunas reglas y ya no estaban permitidas cosas que antes eran normales. Total, que en la primera jugada de mi nueva época balonmanística me mandaron a descansar durante dos minutos. Después aprendí.
Para entonces ya había aprendido otras particularidades. Sobre todo a perder. También que cualquier deporte es un juego y que la diferencia entre la victoria y la derrota (otros dirían la gloria y el fracaso, pero yo no) estriba muchas veces en un centímetro, en un segundo o en una casualidad. Por eso todo es relativo y sumamente aleatorio. Quienes hablan de vida o muerte son los que acuden al deporte con un talonario de cheques en la mano o los que lo sienten como la supremacía de la patria, aunque las patrias no sean otra cosa que espejismos.
Mientras tanto, me alegro cuando ganan mis equipos favoritos, pero también soy capaz de disfrutar de un encuentro como una demostración más de las bellas artes. Sin más. Pero tampoco menos.  


sábado, 21 de enero de 2023

Soneto para vivir


Luis López Álvarez es un poeta del Bierzo del que supe hace menos de un mes cuando me acerqué al recital que dio Amancio Prada en la localidad de La Bañeza. Y lo cierto es que no conocía su nombre pese a que desde hace mucho un poema suyo titulado "Compañera" ha conseguido emocionarme en la voz del cantautor cada vez que lo he escuchado.
Como la curiosidad no suele tener límites he conseguido una antología de sus poemas y he sabido que ha tenido una vida bastante interesante, habiendo trabajado en París y en Brazzaville (Congo) como periodista para la Radiodifusión francesa. En el país africano fundó el Instituto de Estudios Congoleños y fue asesor del primer ministro de la República Democrática del Congo, el tristemente desaparecido Patrice Lumumba. Desaparecido literalmente, puesto que fue asesinado y escondido su cadáver durante un Golpe de Estado en el que, como no podía ser de otra manera, la CIA norteamericana tuvo mucho que ver. 

En el libro de Luis López Alvarez he encontrado este hermosísimo soneto dedicado a Patrice Lumumba, la esperanza africana: "si de su vivir el hombre muere, ha de vivir de su morir Lumumba". Contra el olvido. 


viernes, 20 de enero de 2023

Boleros


Dicen que Jorge Sepúlveda fue un cantante valenciano de boleros de merecida fama en los años terribles de la posguerra, que además vistió de novia en una de sus canciones más conocidas a la ciudad de Santander. También dicen, aunque bajito, que Jorge Sepúlveda, cuando murió, había dejado escrito que lo enterraran en una fosa común donde yacían sus compañeros muertos del ejército republicano, perdedor de una guerra civil. Por si sí, aquí estamos, algunos del Colectivo Desmemoriados  junto a otro eminente valenciano, como es el escritor Alfons Cervera, homenajeando y guareciendo al tiempo a Sepúlveda de la lluvia inclemente.

lunes, 16 de enero de 2023

París

                                                                                                     París, 2012
Yo creo que París bien vale una siesta y mucho más.
No será está la primera ni la última vez que una fotografía me pilla durmiendo. De hecho tengo un amplio ramillete de imágenes de esta guisa. Los amigos me parece que ya hasta se disputan la posibilidad de pillarme dormido en cualquier lugar y en cualquier circunstancia. Tal vez sea tranquilidad de conciencia o simplemente pura y dura narcolepsia. A saber.
Mientras tanto, disfrutemos del sueño y dentro del sueño, del París de los tres mosqueteros, del París liberado y del arte de tomar de vez en cuando la Bastilla.


jueves, 12 de enero de 2023

Polonia


Sigo recuperando fotografías después de mucho tiempo. En 2017 viajé a Polonia con mi amigo JR, autor de la imagen. Hicimos un recorrido por un país que nos pareció hermoso, cargado de Historia, pero al mismo tiempo atribulado precisamente por esa Historia repleta de hechos luctuosos y de sufrimiento.
La instantánea está tomada en lo poco que queda del Ghetto de Varsovia, aplanado por edificaciones modernas que hacen que el asunto de la memoria sea una entelequia. En ella estoy haciendo una fotografía en el patio de un edificio de vecinos completamente abandonado, probablemente desde que hicieron desaparecer a la fuerza a sus últimos habitantes en los años 40 del siglo pasado. En ese patio coincidimos con una excursión de israelíes, a juzgar por sus banderas, la kipá que muchos llevaban en la cabeza y la actitud amenazante y retadora de sus guardaespaldas a todo aquello que les resultara extraño (por ejemplo, nosotros).
Al regreso escribí para la Revista Amberes una pequeña crónica que se puede leer, si interesa, a continuación pinchando en el enlace.
    
 

miércoles, 11 de enero de 2023

Laos

 


Esta fotografía se hizo en 2008 en algún lugar de Laos. Sol y yo estamos bajando de un templo budista en medio de ninguna parte. Me gusta mucho porque es de las pocas en las que estamos juntos, porque transmite calma y, desde luego, porque no está preparada. De hecho, hasta hoy, que JR, el autor, me la ha pasado junto a otras de otros viajes- a veces quedamos para devolvernos las fotos con décadas de retraso- jamás la había visto y en aquel momento ninguno advertimos que se estaba tomando. Seguimos.


domingo, 8 de enero de 2023

Nire aitaren etxea


Gabriel Aresti. 
 

sábado, 7 de enero de 2023

Cold Mountain


Ada nunca había imaginado que el simple hecho de ganarse la vida fuese tan extenuante. Después del desayuno trabajaban sin descanso. Los días que no tenían una gran tarea pendiente, realizaban muchas pequeñas, trajinando aquí y allá según conviniese. Cuando Monroe vivía, bastaba para cubrir las necesidades vitales con recurrir a unas cuentas bancarias, abstractas y distantes. Ahora, con Ruby, todos los aspectos y procesos reales relacionados con la alimentación, el vestido y el cobijo eran desagradablemente concretos, estaban al alcance de la mano de manera inmediata y directa, y todos sin excepción requerían esfuerzo.
Antes, claro está, Ada apenas participaba en el huerto, que alguien cultivaba por ellos a cambio del sueldo que Monroe le pagaba, y su mente, en consecuencia, asimilaba solo el producto -la comida en la mesa-, y no el trabajo necesario para hacerlo llegar hasta allí. Ruby ponía de manifiesto lo ilusorio de esa práctica. El lado ordinario del hecho de comer, de vivir; hacia eso parecía orientarla Ruby todos los días de aquel primer mes. Obligaba a Ada a mirar de cerca la tierra para comprender su función. Obligaba a trabajar  a Ada aunque no quisiese; la obligaba a ponerse ropas ásperas y escarbar la tierra con las uñas, hasta que a ella misma se le antojaban tan toscas como las garras de una fiera; la obligaba a encaramarse al tejado del saladero y cubrirlo de tejas, aunque el triángulo verde de Monte Frío pareciese girar en el horizonte. Ruby consideró que había ganado su primera batalla cuando Ada consiguió batir leche hasta cuajarla y obtener mantequilla. Su segunda victoria se produjo cuando advirtió que Ada salía a labrar los campos sin meterse antes un libro en el bolsillo.

Monte Frío.
Charles Frazier.
Lumen.

 

jueves, 5 de enero de 2023

Noche de Reyes


No es mala noche para recordar que a lo largo del tiempo hice tres veces de rey mago en fechas como ésta, y que en la última de ellas, ataviado como Gaspar, conocí la historia de un Baltasar por la que nació este poema.

Las fronteras del aire.
Mariano Calvo Haya.
Editorial Amargord.

lunes, 2 de enero de 2023

Cruzar los puentes


Siempre estamos cruzando puentes.
Imaginando que nos llevan a algún lugar,
de una orilla a otra orilla,
de mi ventana a tu balcón,
de tus creencias a mi entendimiento,
desde lo hostil hacia la tregua,
desde la nostalgia a la memoria,
desde mi corazón a tus asuntos, 
desde Federico hasta Miguel.
Siempre estamos cruzando puentes en el aire.
Como un bramido distante y necesario
o como aves que atraviesan el mundo.