Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

domingo, 28 de febrero de 2010

Chile en el corazón

Mientras aquí el viento amaga con amenazas que apenas se materializan, en Chile la naturaleza golpea con toda su furia. Chile es un país que quiero por múltiples razones. O más bien debo decir que el Chile que siento cercano está ahí desde siempre o casi desde que me acuerdo. El otro, el descorazonador, el de la rabia ciega y las botas campantes no tiene nada que ver conmigo.
Ayer estuvimos parte de la tarde en casa de Gisela, acompañándola, mientras ella intentaba ponerse en contacto con su familia en Santiago. Cuando lo consiguió todos nos quedamos más tranquilos. Luego, camino de casa, las montañas azules en el horizonte se asemejaban, a nuestros ojos, a la Cordillera de los Andes.

sábado, 27 de febrero de 2010

Poema para días de viento.

IGUAL QUE SI NUNCA

¿Es algo más que el día lo que muere esta tarde?
El viento
¿qué se lleva,
qué aromas arrebata?
Desatadas de golpe, las hojas de los árboles
ciegas van por el cielo.
Pájaros altos cruzan, se adelantan
a la luz que los guía.
Sombría claridad
será ya en otra parte
-por un instante sólo-
madrugada.

Con banderas de humo alguien me advierte:

-Míralo todo bien;
eso que pasa
no volverá jamás
y es ya igual que si nunca hubiese sido

efímera materia de tu vida.

Ángel González

jueves, 25 de febrero de 2010

Cosas de Rostro Pálido

¡Oh cielos! Acabo de comprender que tengo más dinero que el presidente de la Comunidad Valenciana y, sin embargo, peor gusto en el vestir.
Me dan ganas de cortarme las venas con su Visa Oro.

martes, 23 de febrero de 2010

Celtas

Mientras anochece, la casa a lo lejos apenas se adivina. Solamente la luz olvidada del escritorio tras la ventana, como si de un faro lejano se tratara, parece aguardar a los ausentes.

domingo, 21 de febrero de 2010

Invierno


El invierno parece darnos tregua camino de León. En Cegoñal observo ya varios parejas de cigüeñas ocupando sus nidos, lo cual me hace pensar automáticamente en la deseada primavera. Sin embargo el domingo amanece de nuevo oscuro y nevando. De regreso al norte veo cigüeñas que vagan como espíritus incómodos sobre inmensos campos blancos.

viernes, 19 de febrero de 2010

El cómplice del cowboy

Líbreme San Prepucio de Glande, patrón de los Capullos tales como el sujeto de la foto, de hacerle el juego a personaje tan nefasto y aderezar fotografía que se explica por sí sola con otros comentarios. Solamente decir que ahora entiendo en dónde aprendió otro correligionario de éste, que intenta a toda costa ser presidente del gobierno de Cantabria con las próximas "erecciones".
Nota: fotografía extraída del diario Público.

Cementerio de pianos

"Fue el día en que mi padre corrió entre los mejores del mundo. Viajó en barco a Estocolmo y todos los detalles eran nuevos. El mar era como cuando se imagina la muerte o el amor incondicional. Mi padre tenía muchas esperanzas. Aquel día corrió por las calles, contra las calles, hasta el momento en que empezó a perder puestos, a quedar rezagado, a correr sin tino, confundido con las piernas y con los brazos. Cayó después de treinta kilómetros. Lo rodeó gente que no conocía. Lo llevaron al hospital. Y murió. Dejó de respirar y de pensar. No dejó de ser mi padre".
"Cementerio de pianos". Novela de José Luís Peixoto. Portugal, 1974.
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Fragmento de entrevista con el autor en el diario El País (10/11/2007) a propósito de la novela.
P. El personaje crucial es Francisco Lázaro, maratonista y también carpintero.
R. Sí, más o menos la mitad del libro son sus pensamientos durante la maratón de los Juegos de Estocolmo. No quiero ponerme pedante, pero su historia enseña muchas cosas sobre la trascendencia de la vida y la muerte. Lázaro cayó desplomado en medio de la carrera, lo llevaron al hospital y resucitó, aunque acabó muriendo. Mi primer libro, Te me moriste, es la historia de un hijo pequeño que pierde a su padre, es una historia sobre el luto. El día que mi padre murió, nació mi sobrina una hora antes... La vida es una sucesión de nacimientos y muertes simultáneas. Por eso el padre de Lázaro empieza a narrar cuando muere, y luego narra Lázaro, y las historias son las mismas.
P. Y al final encajan y no sabemos si el padre es el hijo. Ni si Lázaro es su padre...
R. Lázaro era un ebanista especializado en carrocerías de coche. En el libro hace pianos. Los pianos sin música, metidos en un espacio, son la imagen del tiempo parado. Pero a la vez son un lugar de renovación, las piezas muertas dan vida a los pianos nuevos.
P. ¿Qué elemento le fascina más de la historia de Lázaro?
R. Lo humano es de lo único que se puede escribir. Me interesa la sabiduría de la gente sencilla, la experiencia de los iletrados... Portugal es un lugar envejecido, aunque lo esencial permanece y la identidad rural sigue siendo fuerte. Y Lázaro es un símbolo de Portugal, un concepto gigantesco. Estocolmo fue su primer viaje al extranjero. Era el ídolo del país entero, y viajó como favorito, decían que tenía los mejores tiempos. Pero lo habían medido mal, claro, porque nunca había corrido fuera y entrenaba por las calles de Benfica con los tranvías, y subía a Lisboa, entre burros y carros. Carpintero, analfabeto, 21 años, 1912: ¿qué siente al llegar allí? Su familia, todo el país escuchó la carrera por la radio... A los 30 kilómetros, cae desplomado. En ese momento, suena el teléfono en su casa y les dicen que ha nacido su hija.
P. ¿Por qué murió?
R. Se untó un aceite, un sebo, una grasa por todo el cuerpo para no sudar y no tener que pararse a beber. Al no transpirar, sufrió un colapso. Murió esa misma noche en el hospital. Una historia portuguesa con certeza: gran entusiasmo, profunda depresión nacional. Eran nuestros primeros Juegos Olímpicos. Fueron siete atletas, y los demás eran aristócratas. Viajaron en barco, vía Inglaterra y Dinamarca, y luego en tren a Estocolmo. Al llegar allí se iban de putas, fumaban, se emborrachaban. Lázaro era el atleta del pueblo, era o povinho. Como no había dinero para vestirle bien, organizaron un acto en el Coliseo dos Recreios. Hubo huelga de tranvías y no fue casi nadie. Así que le tuvieron que prestar la ropa para ir a los actos oficiales. La ropa le quedaba grande y se reían de él. Pero fue el abanderado en la inauguración. El final fue horrible. Portugal no tuvo dinero para repatriar el cadáver y el rey de Suecia organizó una cuestación. Lázaro sólo volvió a Lisboa a finales de septiembre.

miércoles, 17 de febrero de 2010

La Luna de Jaime Sabines

La Luna

La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.


Jaime Sabines.
Chiapas-México (1926-1999)



Nota:
Hace 9 años por estas fechas estábamos a punto de viajar a México para irnos de marcha... de marcha zapatista, se entiende.
En San Cristobal de las Casas encontré una camiseta adornada con los primeros versos de este poema. A pesar de que guardo buenos e innumerables recuerdos de aquellas jornadas sirva este poema de recordatorio y homenaje para un movimiento que continua siendo tan hermoso hoy como esperanzador entonces.

lunes, 15 de febrero de 2010

El país del agua

Vietnam es un hermoso país que ha padecido en exceso. Anoche tuve la oportunidad de ver por televisión un reportaje que presentaba un pequeño, pero intenso, muestrario de las consecuencias de la guerra contra el americano impasible. Resulta muy difícil de digerir el compendio de imágenes sobre los resultados de la dioxina en cuerpos sufrientes, aún hoy en día.
La dioxina es, según relatan, un componente de los productos químicos, como el agente naranja, que el ejército de Estados Unidos propagó de manera intensiva por territorio vietnamita hasta 1975 con el fin de deforestar el país y, de ese modo, eliminar la vegetación selvática, principal protección de las tropas del Vietcong. Debe ser que la falta de cordura no vio más allá. El caso es que aún hoy muchas zonas del país continúan contaminadas y, como consecuencia, a través sobre todo del consumo de agua, el efecto perverso en el cuerpo humano permanece generación tras generación.
Resulta paradójico y sangrante, además, que el gobierno de Estados Unidos se haya visto abocado a reconocer los efectos de esos productos químicos en aquellos de sus soldados que estuvieron en contacto con los mismos, así como en sus descendientes, siendo por ello obligado a pagar importantes cantidades de dinero en indemnizaciones, pero al mismo tiempo que, administración tras administración estadounidense, da igual que sea republicana o demócrata, haga machaconamente oídos sordos a las justas reclamaciones de las víctimas del otro lado.
Vietnam es un país hermoso…Hace años cuando lo visitamos Sol lo bautizó, por su abundancia, como el país del agua.

domingo, 14 de febrero de 2010

Librerías (1): Escocia.


Callander. Los Trossachs. Escocia.
LIBRERÍA: Lugar en el que sabes cuando entras pero nunca cuando sales ni con qué.
Aunque el día de hoy no me diga gran cosa ni cause efecto en mis sentimientos hacia las personas que quiero, y aunque en mi santoral privado a día de hoy solamente estén entronizados San Patricio y Santa República, valga la fecha de San Valentín para iniciar esta serie.

martes, 9 de febrero de 2010

Regreso a la tierra



He terminado de leer una novela titulada “Regreso a la tierra” (RBA. 2009) del norteamericano Jim Harrison que me parece muy recomendable.
De este autor, no muy conocido en España, tal vez se recuerde la adaptación al cine de su novela “Leyendas de Pasión” con Brad Pitt y Anthony Hopkins entre sus papeles protagonistas. Sin embargo mi acercamiento a su literatura se produjo a través de otro libro, que compré por casualidad en una librería de viejo, titulado “De vuelta a casa” (Muchnik Editores. 2000) en el que, al igual que en “Regreso a la tierra”, se refleja una vida rural en los Estados Unidos muy apegada a la naturaleza y sumamente conservacionista. Es muy de agradecer que se retrate al habitante medio de país tan mencionado, y a la vez tan desconocido, tan lejos del cliché habitual. Nos encontramos con personajes, no sólo preocupados por el medio en el que viven, sino también por la cultura, la propia y la ajena, conocedores y respetuosos de otras manifestaciones políticas, sociales y artísticas alejadas de lo (¿puramente?) yankee. En definitiva, nos damos de bruces con el norteamericano de izquierdas, acomodado, pero de izquierdas. Una relativa sorpresa que poco a poco nos va llegando, escapada del férreo control del imperio.
Además, la novela (en “De vuelta a casa” ocurría parecido) tiene como telón de fondo un tema tan controvertido como el derecho a morir dignamente, algo a lo que como corolario se podría añadir que debería ser, ni más ni menos, la consecuencia del derecho a vivir con dignidad. Lo que, desgraciadamente, no en todos los lugares es posible. Felices aquellos que pueden planteárselo.

Postdata: Casualmente, mientras leía el libro cuentan en un telediario la iniciativa de profesores de una Universidad norteamericana, empeñados en habilitar depósitos de agua y alimentos en el desierto que separa México de Estados Unidos, con el propósito de salvar las vidas de muchos de los inmigrantes que, de forma clandestina, intentan llegar al país de las barras y las estrellas. En la novela, uno de los personajes, perseguido tanto por las mafias de la inmigración como por las leyes estadounidenses, financia por su cuenta y riesgo equipos de supervivencia para inmigrantes en la misma frontera y trabaja también en la colocación de esos depósitos de los que hablan en televisión.

lunes, 8 de febrero de 2010

Óscar Hahn

FAMILIA AMERICANA


Padres blancos y rubios
y de ojos azules

visitan Disneylandia con sus hijos
de rasgos árabes o asiaticos

Bombardean Hanoi
Bombardean Bagdad
Bombardean Kabul

Pero ellos son piadosos
y adoptan a los huérfanos


Óscar Hahn (Chile. 1938)

domingo, 7 de febrero de 2010

Siria


Estamos en abril de 2009 en Siria y el hombre, posiblemente un pastor, camina por un sendero aledaño a una de las ciudades muertas que hay cercanas a la ruta entre Hama y Alepo. Muchas de las construcciones de estas ciudades aún se conservan casi intactas desde hace siglos y son un misterio. Como Siria, como la vida...

jueves, 4 de febrero de 2010

Carta para Miguel Alfonso (in memoriam)







Hola Miguel:

Supongo que ahora, en este pequeño rincón de las Españas, como te gustaba decir con un poco de sorna y mucho de conocimiento sobre las particularidades de esta tierra, tras recibir el mazazo que nos ha supuesto la noticia de tu muerte, los que nos consideramos tus amigos deberíamos estar llorando por las esquinas. Y supongo también que esta situación debería producirse en otros lugares donde hombres y mujeres de la solidaridad, hermanados íntimamente con tu país y con tu ejemplo, estarán tan arrasados como nosotros.
Sin embargo, lo que ocurre es que, doloridos y desconsolados como estamos, y porque tuvimos la inmensa suerte de conocerte, intentamos a pesar de todo mirar hacia adelante, con esta preocupación de huérfanos que ahora tenemos, pero también con el suficiente optimismo tan propio de ti.

En estos momentos regresan a mi memoria las ocasiones, demasiado pocas, en las que tuvimos oportunidad de disfrutar de tu presencia, pero también echamos de menos aquellas que debieron ser y no fueron y, entonces, el sentimiento de pérdida se agiganta. Imagino que eso es lo natural, pero ya sabes que los deseos están hechos de ese material intangible que, a veces, no nos debemos permitir. Por eso hoy prefiero quedarme con lo vivido a lo largo de estos años: La satisfacción con la que nos decías que te encantaba dormir en nuestra casa acunado por el sonido del mar, este Cantábrico tan distinto y, a la vez, tan unido al mar de Cuba por tantas singladuras invisibles de ida y vuelta. La noche casi en vela que pasaste leyendo, divertido, los ejemplares de la revista “El Jueves”, con las andanzas del “Makinavaja” y las desventuras de “Martínez el Facha”. Nuestras angustias observando tu caminar fatigado con el corazón en la boca y los nuestros en un puño. Tu rostro impresionado tras visitar las pinturas de la Cueva de Altamira o la insistencia con la que nos pedías que te lleváramos a conocer, con la nevada de aquel día, el nacimiento del río Ebro, origen, según afirmabas corrigiendo y aumentando los versos de Antonio Machado, de estas Españas tan sufridas y castigadas.

También me acuerdo de ti pidiéndonos que viajáramos a Cuba para ver por nosotros mismos, para que nadie nos tuviera que decir nada ni a favor ni en contra, porque nada hay peor que juzgar desde otros ojos. Y sabes que así lo hicimos. Y fuimos objeto, en tu casa, de tus atenciones y las de tu esposa, y hasta dispusimos de una cena santanderina, con todo vuestro esfuerzo. Y comprobamos en el tejado aquella claraboya accidental por la que se precipitaba la lluvia y que tanto te amargaba, preocupado como estabas por el destino de tus libros.

Hoy, te veo como entonces, alejándote por última vez por aquella calle de Centro Habana, después de agradecernos otra noche en vela, asegurando que “Los Girasoles Ciegos”, que te habíamos llevado desde España, era una gran novela sobre la historia de nuestras desgracias. Y, la verdad, es que así nos sentimos hoy un poco, como girasoles cabizbajos entre la niebla. Esperando que en algún momento de nuevo salga el sol.

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Nota de prensa:

Falleció el destacado jurista y diplomático cubano Miguel Alfonso Martínez
La Habana, 2 feb (Granma-RHC) Víctima de una penosa enfermedad, falleció en esta capital a los 74 años de edad, el doctor Miguel J. Alfonso Martínez, destacado diplomático, jurista y académico cubano, de amplia trayectoria al servicio de la Revolución y en defensa de la Patria.
Miguel Alfonso nació en La Habana el 16 de mayo de 1935, y se graduó como Licenciado en Derecho en 1961. En ese mismo año comenzó a laborar en el Ministerio de Relaciones Exteriores, organismo al que dedicó parte importante de su vida profesional.
En su desempeño como diplomático ocupó diversas funciones en el servicio exterior. Fue Vocero de la Cancillería entre 1994 y 1997, experto en materia de Derechos Humanos y representó al Gobierno de Cuba en múltiples reuniones y conferencias internacionales, principalmente en el marco del sistema de Naciones Unidas.
Fue, además, un jurista y académico de reconocido prestigio tanto en Cuba como en el ámbito internacional. Fundador de la Unión de Juristas de Cuba y profesor, durante años, de la Universidad de La Habana y del Instituto Superior de Relaciones Internacionales, institución esta en la que laboró desde su fundación.
En el momento de su muerte desempeñaba múltiples responsabilidades docentes y fungía como Presidente de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional y Presidente del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos.
Atendiendo a su voluntad, sus restos serán cremados.
Fuentes: RHC, AIN, GRANMA, TRABAJADORES, JUVENTUD REBELDE, PL, REUTER, EFE, IPS, ANSA, AFP, XINHUA, TASS, DPA, AP.

martes, 2 de febrero de 2010

Contrastes

Mientras espero en una cafetería frente al puerto a las personas con las que he quedado, miro distraídamente un programa de viajes en la televisión. Las imágenes me llevan a un primitivo poblado del Amazonas en el que los nativos, sorprendentemente, utilizan unos pantalones cortos deportivos de brillantes colores, que colmarían las expectativas de cualquier jugador de fútbol.
Luego, la vida real me trae de vuelta al bar con el lógico abandono de tan exóticos lugares y, a medida que van llegando mis conocidos, me dedico a los saludos, las frases de cortesía y a una conversación más o menos ingeniosa.
Más tarde llega el momento de las despedidas: “Adiós, adiós, ya nos veremos, hasta la vista…”. Cuando ya no queda nadie me levanto de la silla, me ajusto el taparrabos y, mientras salgo por la puerta, voy acomodando a mi espalda el arco y todas mis flechas.