Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Retornos

    Para los amigos que regresan (aunque sólo sea por un rato)



Tenemos amplios horizontes.
Tenemos caminos que aún no hemos transitado.
Tenemos ciudades que no hemos visto y rincones que queremos volver a ver.
Tenemos rostros que sólo conocemos en sueños.
Tenemos montañas.
Tenemos ríos y mares incalculables.
Tenemos nubes que forman palabras que siempre quisimos decir.
Tenemos pájaros que nos cantan desde otras ramas.
Tenemos espejos que cruzar.
Tenemos añoranzas, nostalgias, melancolías, morriñas y saudades.
Tenemos sombras que perseguir.
Tenemos unos tragos pendientes
y la mitad de algunas conversaciones
que aún laten enteras
como un corazón.




martes, 20 de diciembre de 2016

Final de viaje



No sé dónde están.
Sólo sé que entonces éramos jóvenes
y nos fumábamos el cielo y el infierno.
A veces nos bebíamos la luz y el futuro
hasta quedar extenuados
y deambulábamos por las calles,
sin comprender el extravío,
como fantasmas sonrientes,
ajenos al orden y a las balizas.
No sé dónde están porque no aprendimos nada.
No supimos ver y ni siquiera tuvimos miedo.
No sé dónde están.
Únicamente sé que un día nos paramos
sobre un campo de amigos muertos
y nos sentimos solos,  sin espejismos
que introducir en nuestra sangre .
Silenciosamente vivos, lúcidamente ciegos
en un porvenir desperdiciado.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Después

   Apamea. Siria.

Después

Hoy llueve en el recuerdo de mis ojos,
en la creciente insensatez de las horas marcadas en rojo,
donde apenas se adivina
que mirar a las estrellas
es, hoy, mientras llueve,
 una labor de incrédulos
y de locos.
Hoy llueve mientras las columnas de almas devastadas
cruzan la pantalla en silencio,
mudas, como lluvia lenta,
como animales sin morada,
como versos del olvido.

MCH

lunes, 12 de diciembre de 2016

Una pieza especial



Javi está observando a las aves que sestean indiferentes en la laguna del oasis. Acerca alternativamente a sus ojos los prismáticos y su cámara fotográfica. De cuando en cuando escucho el obturador del objetivo: clic, clic, clic. Un archibebe común: clic. Una cigüeñuela: clic, clic. Un chorlitejo chico: clic.
La jornada transcurre tranquila mientras disfrutamos del paso de los pájaros desde el mirador. De pronto, a mi lado oigo un inusual y abrumador clic-clic-clic-clic-clic-clic-clic-clic-clic….
Javi dispara su cámara frenéticamente mientras me susurra gritos de alegría. Miro, aturdido, hacia el agua en donde las aves siguen con sus quehaceres cotidianos sin mostrar ningún signo de alarma. No veo nada que me indique el motivo de tanta actividad en mi compañero, hasta que en mitad de una ráfaga me señala el paso furtivo de un guión de codornices entre los matorrales. Cuando el animal desaparece en la espesura, Javi comienza una danza de saltos y exclamaciones que demuestran hasta donde llega la alegría en un ornitólogo habitualmente cauto y sereno. Yo, que no soy consciente de la importancia del avistamiento, me quedo mirándolo asombrado e incapaz de utilizar la cámara para cobrar mi primer humano feliz hasta el paroxismo.    

Un control


Cruzamos el río Gambia en un transbordador hacia la orilla norte. Al llegar a tierra, unos hombres ataviados con  ropas de camuflaje nos apartan de la marea humana que desciende de la nave y nos piden los pasaportes. Tras examinarlos sin mucha atención devuelven los de las cuatro mujeres del grupo y retienen los nuestros. A José Ramón y a mí nos señalan un chamizo de madera  y nos obligan a entrar con nuestras mochilas.
El interior es una penumbra vacía con suelo de paja y tierra en la que brillan a mi alrededor siete pares de ojos. Abren los equipajes y revisan concienzudamente la ropa y los objetos. No sabemos lo que buscan exactamente. Miran con curiosidad la caja de acuarelas, pero se detienen más tiempo con los medicamentos y nos preguntan por las cualidades de cada uno de ellos.
Por fin uno de los policías sostiene en su mano la caja de pastillas contra la malaria y nos la pide como regalo. La duda es como un fogonazo compartido, pero José Ramón, arriesgando en la jugada, le contesta que no es posible porque tenemos las justas para nuestra estancia.
El hombre se resigna y nos pide que recojamos los bultos. Luego, nos miramos aliviados y salimos de nuevo a la luz.

lunes, 5 de diciembre de 2016

La vida lenta

Adormecer el vértigo mientras los niños juegan a ser hombres que son niños. 
Y mientras tanto, los niños juegan, rompen los cristales de la tierra, nombran el miedo de los otros, cancelan la alegría en la casa del hombre.
Niños que dimiten de la esperanza de ser niños.
 

viernes, 2 de diciembre de 2016

Funeral


Ya se murió el viejo,
y con él su barba consumida,
sus discursos de 10 horas,
su camisa verde olivo,
su tirana forma, según dicen,
de hacer grande
una isla tan pequeña.
Así que ahora, ustedes,
sus tristes e impotentes enemigos,
los que miran con lentes de aquí
los sucesos de allá,
los que huyeron, cobardes, a Miami,
los que aseguran que mató al Che,
los que mantienen que desapareció a Camilo,
los latifundistas,
los liberales,
los negociantes,
los prietos votantes de Trump,
los recalcitrantes,
los equidistantes,
los arrepentidos,
los hipócritas demócratas
que lavan sus miserias con agua bendita,
anticomunistas todos,
ustedes:
ya pueden,
según prefieran,
bailar, darse golpes de pecho,
volver a sus madrigueras.
Y después, cuando ya pase el peligro,
morirse,
también,
tranquilos.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Librería 73

 Venecia-Italia

sábado, 26 de noviembre de 2016

Roca en el mar

                                                                                    Faro de Cabo Mayor. Santander.

Más allá de ese horizonte continua el mar, extenso e inacabable como las palabras que moldea.
Más allá de ese horizonte hay, todavía, un vasto territorio en el que amerizan, con la levedad de los albatros, algunos poetas que aún honran el noble oficio de soñar.

martes, 22 de noviembre de 2016

Alas (dos)




Alas (dos)

Le pedí al viento -el del salitre-
que soplara
en mis omóplatos
para aliviar la punzante comezón
con que abrasaban
mis dos pequeñas alas que
apuntaban como pomos azulados

Fueron creciendo
como péndulos inquietos
y yo de vez en cuando sin que
lo notaran mucho
les iba arrancando alguna pluma primaria
las adornaba con ristras de abalorios
en la esperanza de ocultarles
que en realidad
las amarraba
les sustraía el vuelo y les mentía
con la piedad con que se engaña a un hijo

Ahora que me rozan los tobillos
—fluctuación elegante y muerta de algodones—
me las busco con nostalgia
y me consuelo
con que al menos servirán
para el invierno



                                                           Maribel Fernández Garrido
                                                           La áspera lengua del jaguar

lunes, 21 de noviembre de 2016

Donde se fabrican las quimeras



Ahora lo recuerdo como un lugar imaginario. Tombuctú vuelve a ser la ciudad literaria que me empujó a llegar allí. Era entonces, y es de nuevo ahora, esa frontera que separa los sueños de la realidad. El libro que los exploradores necesitaban leer.

Yo una vez abrí ese libro y, en verdad, hallé un paraje polvoriento y abandonado. Tristes casuchas zarandeadas por el viento. Pero también es cierto que allí encontré algún vestigio de los cuentos y aprendí que la decisión y el coraje te hacen dar pasos de camello.

Luego, ya lejos, supe que habían pasado muchas cosas, tristes la mayor parte, pero sobre todo aprendí que al cerrar el libro, Tombuctú volvía a ser ese paisaje velado de arena donde se fabrican las quimeras.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Tamarillos


Mi vecino tiene plantado un árbol que da estos extraños frutos. Digo extraños, al menos para mí, porque yo nunca los había visto. Se llaman tamarillos, o tomates de árbol sencillamente. El caso es que la curiosidad de los paseantes ha hecho que día a día mi vecino se queje de que están desapareciendo y me ha invitado a proveerme de algunos antes del arrase total.
El tamarillo es un fruto, según dice san google, procedente de los Andes peruanos y al parecer tiene propiedades para dar y tomar (que es lo que hemos hecho mi vecino y yo). Así que me puse al tema de la cocina y encontré esta receta a la que invito a todo aquel que decida plantarlo, comprarlo o dispone de vecinos estupendos como yo.

http://www.directoalpaladar.com/recetas-de-salsas-y-guarniciones/salsa-de-tamarillos-receta-peruana

martes, 15 de noviembre de 2016

Romper el hielo


La verdad es que esto no me puede estar pasando. En todo caso debe ser un episodio salido de la mente burbujeante de Julio Verne. Solamente veo sobre mí a una gaviota tridáctila que cruza, ajena, un cielo esplendorosamente azul entre dos paredes de hielo amenazante, mientras recojo los diversos objetos que han saltado de mi mochila con la caída. En la superficie, cuatro o cinco metros más arriba, acierto a distinguir también un perro que ladra, dos rostros asustados a los que, curiosamente, tengo que tranquilizar y el cabo de una soga a la que, aún estupefacto y dolorido, me agarro con urgencia para no mudarme en un mustio retrato congelado.

El Sub

En la imagen aparece la ventanilla de un autobús. En el interior, pensativo, un hombre oculta su rostro y solamente muestra a la vista unos ojos claros, aunque bajo el pasamontañas parece adivinarse una poblada barba.
A los pies del vehículo hay una muchedumbre que saluda hacia el interior. Entre la gente, Corinne levanta en su mano un paquete de tabaco y el hombre hace un gesto de asentimiento mientras sonríe. Alguien vestido completamente de blanco, tras no pocos esfuerzos, le alcanza los cigarrillos al encapuchado. Pero la fotografía nunca llegará a mostrar al Subcomandante Marcos fumándose un Ducados.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Candor

La fotografía es en blanco y negro, tan mal revelada que parece gris. Al fondo se encuentra el Ayuntamiento custodiado por la estatua ecuestre del general. Delante, la tropa como un muro. También gris.
A los lados, y se adivina que también enfrente, una maraña de estudiantes, algunos con barba apenas florecida.
El que manda lleva gorra de plato, y está congelado en un ademán de brazo en alto y  boca abierta. Si escucháramos su voz todavía oiríamos de sus labios un grito de película: ¡¡¡A la carga!!!
El resto de la fotografía quedó movida.
Mientras corríamos, y a partir de ese día, juramos por Toro Sentado odio eterno al Séptimo de Caballería.

Indiferencia





Ya ven,
nos tomamos un café,
celebramos cumpleaños,
hablamos por teléfono,
nos extraviamos en el supermercado,
viajamos en autobús,
volamos a lugares incógnitos
con inútiles diplomas de aventureros
y sospechosos fines filantrópicos,
regresamos a nuestra nube,
miramos la televisión estúpidamente,
nos tomamos un café...

A veces escribimos un poemilla,
y ni siquiera advertimos
que estamos parados,
en realidad,
como islas
o como estatuas de generales,
sobre el dolor
y el sufrimiento de la gente.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Fundaciones

La fotografía es un contraluz. En la parte más lejana hay una tapia y delante una huerta otoñal y húmeda. En el punto medio dos siluetas sentadas en el umbral de una puerta se miran de frente mientras apuran sus cigarrillos. Parece que están hablando francamente. Sin embargo la imagen fija, como es natural, no recoge sus palabras. Pero todo se entiende. El hombre y la mujer desentrañan pasados y presentes al tiempo que se protegen de la lluvia. Y mientras hablan comprenden…

viernes, 11 de noviembre de 2016

Mayo



Mayo me mira con una interrogación que se le escapa por los ojos. ¿Qué te ocurre, amigo? ¿Qué penas te turban? ¿Qué congojas te afligen, que mi compañía procuras?
Y yo no sé explicarle que los vientos vienen torcidos y que me duele el alma por los que pierden la voz y por los que ya no cuentan. ¿Cómo decirle que las nieblas tapan el mundo?
Mayo está atento a cualquier ademán que pueda ser interpretable en sus códigos perrunos y, a ratos, empuja mis botas con su nariz hasta que están lo bastante cerca para que yo pueda calzarlas. Y entonces, con un gesto inequívoco, me dice que ya va siendo hora de salir. A descubrir y a fundar.

Cohen




martes, 8 de noviembre de 2016

Hamelin


                                      Testamento del Flautista de Hamelin

                                          Si necesitaran de mis oficios
                                          Para desratizar sus naciones,
                                          ¡Oh nobles ciudadanos!,
                                          No cuenten más conmigo.

                                          Les recomiendo
                                          Demandar a sus señores
                                          Que se vayan por sí mismos. 

                                                                          Juan Manuel Roca

domingo, 6 de noviembre de 2016

Alfar

    Alfarería del Pas. Vega de Pas.

Recreo la mirada en las formas del barro,
en las ondulaciones que dejan las manos del alfarero,
en la suavidad del brillo y lo agreste de las sombras. 

Límites

                                                                                                                                                    
                                                                                                                       
Piedra
sobre
piedra
cerrando 
el 
mundo.
Árboles
de
infortunio

huellas 
quebradas.
Préstame
tu
corazón,
que
yo
te
dejo
mi
mirada.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Pueblos XII

  Pueblo de Alamut (Irán)

Y aquí que me fui acompañando a Phileas Fogg. 
Para pedir una subvención.
Pero a tiempo noté que Inda, como vulgar detective Fix ataviado de ayatolah, pisábame los talones.  
O lo que sea.

jueves, 27 de octubre de 2016

Las gafas azules

Algo deben de tener las gafas azules. Poderes extraordinarios, tal vez. Permiten defender una cosa como si la vida fuera en ello y exactamente la contraria con la misma tenacidad, cuando cambian las circunstancias. Quizá con semejantes lentes ves venir los vientos a la par que los olfateas. Con gafas azules probablemente te transformas, a la kafkiana manera, en un insecto o, más bien, en un tentetieso. Ya saben, esos muñecos que se bambolean al mínimo golpe cuando por pies tienen una bolita. Mágica probablemente. Tan mágica que a los poseedores de tales gafas les da lo mismo abrazar el marxismo que atacar el marxismo, estar en contra de la OTAN y a favor de la OTAN un minuto después. Manifestar que son de izquierdas y actuar como que no lo son.
Pues nada. Que algunos las llevan puestas sobre la nariz y otros en el bolsillo de la chaqueta, junto a la chequera.
Que disfruten de los nuevos viernes de pasión tanto como nosotros los vamos a sufrir.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Olalla


DICEN QUE EL REY ES JUSTO

El cetro del rey golpea el suelo
a ritmo cuaternario.
Los hay que llaman música a esta herida.
Bailan los siervos de palacio
adornando con yugos sus vestidos.
El rey es bueno, dicen,
porque nos deja asistir a sus banquetes
y, a veces, lanza al aire una moneda
para librar a un hombre de la horca.
Olvidan los siervos a los muchos
que la moneda encerró en los galeones.
Olvidan los cuellos cercenados
por no postrarse a tiempo ante su alteza.
Dicen que el rey es justo y bondadoso
sólo porque ellos aún conservan,
intactas, sus cabezas.

                                    Olalla Castro Hernández

lunes, 24 de octubre de 2016

Y después...


Y después viene la calma, el reposo, el refugio de las cosas pequeñas.
Hablamos del viento y de las aves.
                                                            Del mar imaginario.

domingo, 23 de octubre de 2016

Más viento sur

El viento sur nos despeina las conciencias, viaja de regreso con rumbo cierto y nos deja una pequeña brisa que guardamos en el bolsillo, como un antídoto para momentos difíciles.
El viento sur produce vértigo y navega en la voces y pinta las nubes y riza las olas.
Y a veces nos abraza.

lunes, 17 de octubre de 2016

Alepo




En el año 2009
desde el puente de acceso a la Ciudadela de Alepo,
más allá del océano de casas coronadas por antenas como palos de mesana,
se veía el mundo.
Y por el mundo,
como si fueran hormigas,
iban y venían tañedores de oud
y poetas,
mercaderes de la seda
en ruta hacia Europa o hacia China,
inmensas caravanas de camellos cargados de cardamomo, pistachos y pimienta.
Incluso, si el observador se fijaba bien,
se podía advertir la sombra de una dama londinense
saliendo por la puerta del Baron Hotel
mientras cavilaba desenlaces para los misterios del Orient Express.
Desde el puente de acceso a la Ciudadela
podían verse a los comerciantes del zoco
contabilizando mercancías
o a los fieles en el patio de la mezquita.
También desde los balcones del Hotel Yarmouk
se contemplaba un mundo de tejados y alminares.
Y en las calles, una barahúnda de chamarileros,
zapateros, tejedores de alfombras,
vendedores de jabón, chapistas, carpinteros, limpiabotas.
Transeúntes que en algún momento se detenían
en medio del mundo
para tomar té
mientras observaban ociosos,
con la serenidad de los inocentes,
cómo el mundo se movía.

                                                          MCH 

miércoles, 12 de octubre de 2016

Celebración




Hoy solamente puedo celebrar la vida,
que esta vez también ha amanecido,
que llueve lentamente,
que se abren claros en el cielo,
que hace un rato avisté a un mochuelo
que me miraba,
que anoche estuve charlando con los amigos.
Puedo celebrar la vida
y que aún no me estoy muriendo,
que tengo un plan para mañana,
que ella descansa media hora
antes de ponernos de nuevo en marcha
y que yo escribo, mientras tanto,
para no morirme de asco,
para no vivirme con pena.


    
                                             MCH

lunes, 10 de octubre de 2016

Venecia sin ti


Decir que Venecia es una maravilla no es ninguno de los secretos que la ciudad guarda. Y está dentro de lo normal que la mayoría de la gente quiera descubrirlos. Pero tampoco es un secreto que en su propia belleza está su maldición.
Venecia tiene muchos problemas que hacen tambalear su supervivencia; y a ellos se añade lo que se ve en la fotografía. En muchas ventanas y en muchos balcones cuelgan pancartas y carteles del vecindario harto del constante paso de los cruceros que contribuyen al deterioro de una ciudad ya con suficientes peligros.
Durante mi estancia pude contemplar la presencia a muchas horas del día de estos gigantes del mar, más altos que las propias casas de Venecia, repletos de turistas y, por ende, de dinero. Y es que el dinero lo puede todo (ya lo dijo el arcipreste).
Al menos los barcos se movían en su navegar. Nada que ver con ese transatlántico anclado que las fuerzas vivas nos han plantado en la bahía de Santander a mayor gloria del poder bancario.
     

domingo, 9 de octubre de 2016

Moby Dick

¿Y cómo metes a una ballena en un escenario?
Pregúntenselo al violín,
que por allí resopla.


Si por casualidad surca los mares imaginarios de su ciudad la Pequod de Gorakada Teatro no duden en enrolarse con semejante tripulación.
 
Y si no hubiera posibilidad, no se preocupen demasiado, que en algún puerto todos nos hemos de encontrar.


http://www.gorakada.com/EnCartel/obras/show/Moby-Dick

sábado, 1 de octubre de 2016

Librería 72

Ciudad Alta de Bergamo. Italia.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Forough Farrokhzad

                                                                                      Forough Farrokhzad (Irán, 1935-1967)

La rebelión

No me impongas el silencio
Tengo una historia para contar
Quítame esta cadena de los pies
Mi corazón es agitado por una pasión

Ven, hombre, egoísta, ven
Abre las rejas de esta jaula
Me hiciste prisionera de por vida
Libérame para mi último soplo

Soy ese pájaro
Que desde hace tiempo sueña el vuelo
Mi canto se hizo suspiro
En mi pesado corazón
Mis días huyeron en lamentos

No me impongas el silencio
Debo revelar mi secreto
Hacer oír a todo el mundo
El eco fulminante de mi poema

Ven a abrir la reja, para que vuele
Al cielo límpido de la poesía
Si me dejas volar
Seré una flor
En el jardín de la poesía

Mis labios se impregnan del azúcar de tu beso
Mi cuerpo retiene el olor de tu cuerpo

Mi mirada arroja sus chispas contenidas
Y mi corazón canta su dolor sangriento

Hombre egoísta
No digas
Tu poesía es una vergüenza

El espacio de una jaula es estrecho
Para el alma tomada de pasión
No digas que mi poesía es sólo pecado

Dame el vino de este pecado y esta vergüenza
Te dejaré el paraíso
Sus vírgenes y sus fuentes
Alójame en un rincón del infierno

Un libro, un lugar tranquilo, un poema, un silencio
Bastan para embriagarme de vida
Ninguna pena si el paraíso se me escapa
Otro también eterno habita mi corazón

Una noche que la luna danzaba despacio
En medio del cielo
Dormías y yo excitada con todos mis deseos
Tomé su cuerpo en mis manos

El viento del alba me daba mil besos
Y mil besos di al sol
Una noche en la prisión donde eras el guardián
Un beso hizo temblar mi existencia

Hombre, detén esta fábula del honor
La vergüenza me colmó de un placer delirante
El dios que me dotó de un corazón de poeta
Sabrá perdonarme

Ábreme la puerta
Para que me escape por el cielo límpido
Déjame volar
Y seré una flor en el jardín de la poesía

Jacarandá

Se le encogió el corazón al recordar aquellos tiempos, cuando trabajaba con fervor por construir un nuevo país, mejor y más justo. Qué contenta regresaba a Teherán por las noches, en autobús. Sentía una verdadera comunión con la ciudad, que parecía electrizada, que bullía de expectación y entusiasmo por lo que le brindaba no sólo el futuro, sino también el presente. Azar no veía la hora de llegar a casa, al diminuto apartamento donde Ismael estaría esperándola. Aún recordaba cómo, con sólo ver el resplandor de la lámpara del salón a través de las cortinas, le brincaba el corazón de alegría. Noche tras noche, aquella luz, señal de que Ismael estaba en casa y que ella pronto descansaría entre sus brazos, hacía que sonriera y se le acelerara el pulso mientras subía las escaleras a toda prisa. Cuando entraba en el piso, el olor a arroz hervido llenaba su olfato. Ismael iba a su encuentro, la rodeaba con los brazos y le decía "Khaste nabaashi azizam", "Ojalá nunca te canses". Y entonces ella preparaba un té, y mientras lo tomaban sentados junto a la estrecha ventana que daba al patio arbolado ya sumido en la oscuridad, él le hablaba de Karl Marx y ella le leía poemas de Forugh Farrokhzad.

A la sombra del árbol violeta
Sahar Delijani
Narrativa Salamandra.

domingo, 25 de septiembre de 2016

Con viento sur

  Oriol Escursell antes de la Surada. Palacio de la Magdalena. Santander.

A veces uno no quiere ponerse espejo, cristal translúcido, muro de hormigón, plancha de hojalata, barrera de aduana, pared de ladrillo. Tampoco quiere ser diente de tigre, fuego de dragón, púa de erizo. Olvida la necesidad del camuflaje, quedarse quieto, hacerse el muerto. Fugarse, abandonarse, salir por la tangente, escapar de la burbuja.
Y entonces comparte un café, viaja por la Terra Alta sin moverse de la orilla del mar, contribuye a la expansión de las cualidades del apio en los cocidos de garbanzos o se admira de la capacidad viajera del chorizo de León.
Y si hay suerte, aguanta la respiración por el hombre del trapecio y se estremece a la puerta de una iglesia en la ciudad de Toro.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Miradas y silencios




Recientemente, durante un debate televisado de la campaña a las próximas elecciones vascas, se ha producido un episodio que nos atrevemos a calificar de dramático, por lo que encierra y sustenta, más allá de la  inusual actuación de algunos políticos lanzados habitualmente a la caza de votos, cuesten lo que cuesten.

El caso es que Pili Zabala, candidata por Podemos en esos comicios, interpeló a Alfonso Alonso, a la sazón exministro en funciones del gobierno del Partido Popular y actual candidato por su partido a presidir el gobierno vasco, que respondió nervioso y dubitativo, como escolar pillado en falta, y a lo cual siguió una larga, larguísima, y más que elocuente mirada silenciosa por parte de la señora Zabala.

Hay que recordar que Pili Zabala es hermana de José Ignacio Zabala, que fue secuestrado en el sur de Francia junto a José Antonio Lasa en 1983. Ambos fueron posteriormente torturados, asesinados  y desaparecidos por los GAL, grupo de triste recuerdo encabezado por el comandante de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo. Años después los cadáveres fueron localizados en la provincia de Alicante enterrados en cal viva. Esa cal viva, que su sola mención puede sonar como una granada de fragmentación en el seno del Parlamento de la nación, pero que no quita ni pizca de veracidad a su existencia y a su utilización para fines criminales por individuos sospechosamente cercanos al aparato estatal de entonces.

Pero volvamos al debate televisado que enfrentó el otro día a la candidata de Podemos y al balbuceante candidato popular, y que Televisión Española no tuvo a bien reflejar en sus noticias (pero eso ya es otra sonrojante historia). ¿Qué pudo preguntar Pili Zabala a Alfonso Alonso para que éste se situara en un espacio tan cercano al “tierra trágame”, y que no le quedara más remedio que rogar con su agónica mirada el capotazo salvador del moderador del programa televisivo?

Pues sencillamente preguntó si aquel la consideraba a ella una víctima del terrorismo o no. Cuestión esta que, por evidente, probablemente podría ser respondida más allá de nuestras fronteras con suma facilidad, pero que aquí, dada la tradicional tendencia de los poderes a ocultar todo lo incómodo en zanjas, cunetas y fosas comunes, se traslada siempre al lado oscuro.

Por supuesto que los familiares de José Ignacio Zabala, los familiares de José Antonio Lasa y los de muchos otros (incluidos los de los tres jóvenes santanderinos asesinados en el llamado “Caso Almería”, que han solicitado infructuosamente durante años ser reconocidos como tal) son víctimas de terrorismo.

Acogerse a dictámenes y subterfugios legales creados por el propio Estado para protegerse a sí mismo de algo que solamente daña a su credibilidad, tal como hizo torpemente Alfonso Alonso, no sirve más que para retrasar lo innegable, para apuntalar las trincheras y para, en definitiva, socavar aún más las carencias democráticas de las instituciones del Estado.

Hora es ya de que, por esa salud democrática con la que tantos se llenan la boca, se obvien las diferencias que, dependiendo del sujeto que la ejerza, se han creado con la violencia y se superen los distingos en el dolor que interesadamente, algunos, formulan aún hoy para las víctimas.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Fin de verano


Regresamos como quien huye del oleaje, dejando atrás árboles a punto de cambiar de atuendo, nubes aún tímidas y pájaros que deambulan con la duda en sus alas antes de emprender la travesía.
Todas las señales apuntan a la soledad.