Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

viernes, 2 de diciembre de 2016

Funeral


Ya se murió el viejo,
y con él su barba consumida,
sus discursos de 10 horas,
su camisa verde olivo,
su tirana forma, según dicen,
de hacer grande
una isla tan pequeña.
Así que ahora, ustedes,
sus tristes e impotentes enemigos,
los que miran con lentes de aquí
los sucesos de allá,
los que huyeron, cobardes, a Miami,
los que aseguran que mató al Che,
los que mantienen que desapareció a Camilo,
los latifundistas,
los liberales,
los negociantes,
los prietos votantes de Trump,
los recalcitrantes,
los equidistantes,
los arrepentidos,
los hipócritas demócratas
que lavan sus miserias con agua bendita,
anticomunistas todos,
ustedes:
ya pueden,
según prefieran,
bailar, darse golpes de pecho,
volver a sus madrigueras.
Y después, cuando ya pase el peligro,
morirse,
también,
tranquilos.

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