Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

martes, 31 de diciembre de 2013

Que veinte años no es nada

Es territorio zapatista, es Chiapas, es México, es Latinoamérica, es la Tierra. Y es diciembre de 2013, hace frío como hace 20 años y, como entonces, hoy una bandera nos cobija: la de la rebeldía.

                                                                                                                                      Sub Marcos.


Comunicado completo:

lunes, 30 de diciembre de 2013

Ana no

Pueden despreocuparse aquellos que me recomendaron leer "Ana no" de Agustín Gómez Arcos. La novela a pesar de su tremenda aspereza me ha parecido impresionante. Más, si cabe, cuando jamás oí hablar de Agustín Gómez Arcos. Un autor español, ya fallecido, que, como otras víctimas de la miopía cultural hispana, tuvo que salir a Francia para ser reconocido en ese país, mientras aquí se le hacía el vacío más absoluto.
No es extraño, sin embargo, dado que a tenor de esta novela era un hombre de fuertes convicciones republicanas, lo cual, como ya se sabe, sigue siendo pecado en esta torturada tierra.
Lectura más que recomendable, como digo, y una muestra además de que las reivindicaciones de una Memoria Histórica de verdad no son una moda pasajera ni algo que se haya inventado ahora. Los desaparecidos y las fosas comunes siguen ahí pese a que haya aún quien intente solapar esa realidad como burdo prestidigitador. Esta novela en la que Ana Paucha, la mujer del título, sufre dicha lacra de modo superlativo está publicada en 1976 en París.

No quiero terminar sin hacer hincapié en el capítulo 11 del libro, en la parte, en la que la protagonista realiza, abriéndose las carnes, una exposición de su vida mientras explica lo que fue la República, la guerra posterior y lo que vino después. Aquí el extracto final: "...Mis hijos Paucha aún no habían conocido mujer cuando los ahogó la guerra. Pasaron, vírgenes, de mi seno a aquel otro, perpetuo, de la muerte y de la cárcel. Nunca se miraron en el espejo, tierno e implacable a la vez, de los ojos de una mujer propia. Antes de haberse realizado en la vida, ya estaban enterrados en la muerte y el olvido. Lloré, completamente sola, la muerte de mis Paucha y la ausencia de mi pequeño. Si se le puede llamar llorar a ese silencio que me cosió la boca cuando se fueron de casa para no volver nunca. Eso es la guerra. Ese después que se sufre a solas cuando sólo nos regresa el silencio. A eso lo llaman ustedes paz. Allá ustedes". 

Ana Paucha desde su mar de Almería camina por la vía del tren hacia un norte desconocido en el que su hijo, el pequeño, está preso desde hace treinta años. Lleva para él, hecho con amor de madre, un pan de aceite con almendras, anís y mucho azucar (parece un bizcocho).

Por cierto: Con mis mejores deseos para que el nuevo año no se nos pudra.

Ana no
Editorial: Cabaret Voltaire.
2013.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Un librito: “La nube en la boca. Crónicas Mexicanas”



En febrero del año 2001 me puse en marcha (marcha zapatista, se entiende), de la noche a la mañana, camino de México. En la mochila iba un pequeño cuaderno con una cuerda que cerraba sus páginas. En la tapa un cactus de tela bordada.

La primera frase que escribí dice: “La noche en que Saramago habló en el Zócalo yo estaba allí”.

A continuación van desgranándose, con letra más o menos urgente, narraciones, poemas y algunos dibujos que intentan describir con diversa fortuna las vivencias de aquel periplo.

En una página del cuaderno leo lo siguiente:
"No me voy a quejar del viaje que estoy haciendo porque es toda una experiencia, pero en estos momentos me da la impresión de que no soy capaz de asimilar de la forma que quisiera. No soy capaz de ver y de sentir por los ojos y por todos los poros de la piel. Todo me parece demasiado rápido y confuso. Tal vez, y porque así me ha ocurrido en otras ocasiones, necesito del reposo y el sedimento que da una mirada con distancia. Creo que soy un poco como un viajero de fondo, un corredor de larga distancia o de desarrollo prolongado. Vete tú a saber”.

Pues bien, ese cuaderno, en correspondencia con lo escrito, con esa necesidad de distancia, tiempo después sirvió como base para los textos que integran el libro que ahora se publica: La nube en la boca.

Han pasado muchos años, quizá demasiados. En su momento pretendí que su publicación sirviera como un  apoyo y un modesto testimonio personal de la esforzada y digna resistencia de los indígenas zapatistas.

Las comunidades zapatistas siguen en la lucha (va en ello su supervivencia), aunque los altavoces mediáticos de entonces hayan girado ahora sus miradas veleidosas hacia otros aconteceres. Hay que dar sustento al vértigo.

Y el libro, ya veis, se ha editado tras un larguísimo tiempo de reclusión en los cajones. Accidentes que tienen las vidas de algunos poetastros de tres al cuarto.

Sin embargo, releo ahora sus páginas y lo que en él se cuenta, aunque esté mal que yo lo diga, sigue emocionándome del mismo modo que en los días en que fue vivido. Debilidades de un nostálgico, tal vez.

Y nada más. Esto es, simplemente, una invitación a compartir.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Imaginación es

Desde los espacios publicitarios de la televisión una niña le dice a su madre que tiene hambre y ésta le ofrece un bocadillo mágico de pan con pan (y no voy a mencionar el refrán). Luego la madre, compungida, le dice, mientras abraza a la cría , que es mágico porque lo de dentro del bocata se lo tiene que imaginar ella. Detrás está esta mierda de crisis.
A continuación, en el siguiente anuncio, un pijo con síndrome de rey midas chasquea los dedos y convierte en oro la piel de una mujer de esas que algunos publicistas suelen utilizar como adorno sin contenido. También detrás está la crisis (pero de otro modo).
Y mientras tanto sigue la fiesta.

martes, 24 de diciembre de 2013

sábado, 21 de diciembre de 2013

Aquí empieza a oler demasiado a sacristía


Ya ven, a mí me parece bien que curas, curones y gallardones no aborten si no quieren.

Dibujos de viaje (36): Ivalo

        Ivalo (Finlandia)

jueves, 19 de diciembre de 2013

Nos vamos poniendo viejos...

..., que dice la canción de Milanés.
El Sup y yo coincidimos una vez. En Cuautla-Morelos hace casi 13 años, mientras Corinne le regalaba un paquete de Ducados. De entonces ahora han pasado muchas cosas y seguro que ambos necesitamos ya gafas para leer.  
No obstante, ahora que estoy actualizando lecturas de entonces por la inminente publicación de "La nube en la boca", me doy cuenta de que, quizá, la vejez es otra cosa que, más allá de afectar a músculos y órganos, incide directamente en el lugar en el que dejan de alojarse los sueños y las esperanzas, la dignidad y la resistencia.
Y me parece que eso a nosotros no nos pasa... todavía. Estamos hechos unos chavales. 
¿O no, Sup?

domingo, 15 de diciembre de 2013

Domingo en bicicleta

Aprovechando que el domingo se levanta despejado (ni bebió, ni fumó, ni trasnochó) nos subimos a la bicicleta por los alrededores del pueblo. Antes he dejado un cocido preparado para la semana y un arroz con verduras para hoy. También a Sol, que no se sube a una bici aunque la obliguen, continuando con los trabajos del reino.  
En el transcurso de la excursión comprendo varias cosas:
-Que la observación de aves en bicicleta es bastante aprovechable (se me cruza a pocos metros una lechuza en pleno día)
-Que nunca entenderé la mecánica de los platos y los piñones. 
-Que ya no estoy para muchos trotes.
-Y que, por tanto, las cuestas se suben mejor a pie.
Salud.

jueves, 12 de diciembre de 2013

La isla del tesoro

Me llega de Chile un ejemplar largamente deseado de La Isla del Tesoro de Jorge Teillier y Juan Cristóbal. Ejemplar que, por supuesto, pasará a engrosar esa colección que ya empieza a romper el cerco de la estantería.
Tengo que agradecer el desvelo a Gi y a Hugo, a los que por el momento pago con las monedas de una profunda añoranza. Y también a Corinne, mi correo del zar.

Y añado, porque me gusta compartir, unas palabras que Juan Cristóbal incluye en el prólogo para esta edición chilena:


"En este texto hemos utilizado como referencia poética, indistintamente, tanto a los piratas, como a los bucaneros o filibusteros. Y esto, por dos motivos. Primero, porque es un homenaje a Robert L. Stevenson y a ese vital y formidable libro suyo titulado La Isla del Tesoro. En segundo lugar, porque los bucaneros, piratas o filibusteros han representado, espiritualmente, para este libro, varias formas de influencia: como representantes de una forma absoluta de libertad personal; porque fueron siempre enemigos de todo lo que pudiese significar "poder constituido" (ya en el reino de la casa como en el orden legal); porque jamás aceptaron nada que se parezca a la Santa Inquisición o a la Máquina Fatal de la Censura; porque jamás reconocieron nacionalidad, por lo tanto fueron los grandes internacionalistas por excelencia; porque fueron viajeros alucinados, descubriendo en cada puerto "la vida secreta de las cosas" (en el amor o las tabernas); finalmente, porque fueron los mejores saqueadores de las grandes potencias coloniales y porque causaban simpatías por su audacia y lealtad entre las muchachas de la escuela, y porque representaron y representan para los historiadores y críticos de todo tipo, el arroyo desvalido de la infancia, pues vivían y bebían como unos descosidos sin importarles un pito la opinión de las personas: única forma digna de vivir en este mundo". 

lunes, 9 de diciembre de 2013

Madiba

Está de cuerpo presente todavía Nelson Mandela y ya los detentadores de la política hipocresía mundial captan aromas de santidad laica en el difunto, al menos de cara a la galería en la que enfocan todas las cámaras del mundo. Lástima da ver la corrección con la que tanto lider mundial alaba la personalidad y la figura histórica del lider sudafricano. En otras circunstancias el prisionero 46664 solamente sería eso, un prisionero de un régimen racista que campaba a sus anchas mientras los hipócritas miraban para otro lado. A mí me caía bien Mandela pero me da la impresión de que poco mérito tiene coincidir en ello, o al menos eso dicen, con quienes en los países del norte promulgan leyes contra sus hermanos de raza y de continente mientras hablan maravillas de Mandela.
Pena da que los telediarios vayan de un lado a otro buscando las almibaradas declaraciones de tanto lider del primer mundo y no reparen ni un segundo en lo que pueda tener que decir alguien al respecto en todo el continente africano, que mira que es grande.
No seré yo quien defienda al primer ministro checo, pero al menos se dejó un micrófono abierto, y por un momento fue como descubrir la mierda acumulada debajo de la alfombra.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Primeras nieves

Desde abril en Finlandia no habíamos vuelto a pisar la nieve. Pero aquí, en el Mampodre, jugábamos en campo propio. Pequeño paseo para observar las novedades tras dos inviernos. Luego descenso del puerto hasta las aldeas que Jesús Fernández Santos refleja en su novela "Los Bravos" y, un rato después, a la hora de la cena, ya estábamos en casa al calor del hogar y degustando unas excelentes sopas de ajo. ¿Qué más se puede pedir?

viernes, 6 de diciembre de 2013

miércoles, 4 de diciembre de 2013

...y una receta

Transcribo aquí una receta que aparece en un libro de Don Karlos Arguiñano (¡cuánto bien hace este hombre a la cocina familiar!), que yo suelo preparar en algunas ocasiones, y que en otras me han solicitado algunos amigos.
Vaya pues la receta y que cumpla el objetivo.


CONGRIO AL PIMENTÓN

Antes de empezar:
-Tener a mano varias rodajas de congrio (se ha de pedir en la pescadería que no sean de la cola, que tiene demasiadas espinas).
-Dos rebanadas de pan.
-Aceite de Oliva.
-Una cucharada de harina.
-Una cebolla.
-Un vaso de agua (o de caldo de pescado)
-Tres dientes de ajo.
-Sal.
-Una cucharadita de pimentón (dulce o picante, según el gusto y la resistencia).
-Perejil.
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1- Freir el pan en una sartén (grande, para que luego quepa el congrio) y reservar
2- Rehogar a continuación en ese aceite la cebolla picada.
3- Echar sal (no pasarse)
4- Añadir la harina y seguir rehogando.
5- Agregar el pimentón  y removerlo.
6- Añadir el vaso de caldo o agua.
7- Y por fin las rodajas de pescado.
8- Tapar y dejar que el congrio cueza (Arguiñano dice que 5 minutos por cada lado, pero a ojo también está bien)
9- Comprobar que no se queda seco el preparado. Si es así, echar un poco más de agua.
10- Por otro lado, el pan frito que habíamos reservado hay que majarlo con los ajos fileteados y el perejil picado.
11- Un poco antes de acabar la cocción del congrio hay que añadir la mezcla de pan, ajo y perejil.
12- Mezclar y luego servir.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Una Oda...



Oda al caldillo de congrio

 
En el mar
tormentoso
de Chile
vive el rosado congrio,
gigante anguila
de nevada carne.
Y en las ollas
chilenas,
en la costa,
nació el caldillo
grávido y suculento,
provechoso.
Lleven a la cocina
el congrio desollado,
su piel manchada cede
como un guante
y al descubierto queda
entonces
el racimo del mar,
el congrio tierno
reluce
ya desnudo,
preparado
para nuestro apetito.
Ahora
recoges
ajos,
acaricia primero
ese marfil
precioso,
huele
su fragancia iracunda,
entonces
deja el ajo picado
caer con la cebolla
y el tomate
hasta que la cebolla
tenga color de oro.
Mientras tanto se cuecen
con el vapor
los regios
camarones marinos
y cuando ya llegaron
a su punto,
cuando cuajó el sabor
en una salsa
formada por el jugo
del océano
y por el agua clara
que desprendió la luz de la cebolla,
entonces
que entre el congrio
y se sumerja en gloria,
que en la olla
se aceite,
se contraiga y se impregne.
Ya sólo es necesario
dejar en el manjar
caer la crema
como una rosa espesa,
y al fuego
lentamente
entregar el tesoro
hasta que en el caldillo
se calienten
las esencias de Chile,
y a la mesa
lleguen recién casados
los sabores
del mar y de la tierra
para que en ese plato
tú conozcas el cielo.


Pablo Neruda.     

Librería 47

    Madrid (Barrio de Lavapies)