Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

martes, 26 de diciembre de 2023

Islas del abandono



 A la hora de reflexionar sobre el cambio climático, encuentro que existe una tendencia a columpiarse entre dos polos: de un pánico extremo casi incapacitante a algo que se acerca a la incertidumbre, tal vez a la negación. Como ocurre con los desplazamientos continentales, el cambio climático sucede demasiado despacio para que pueda ser percibido por el ojo humano. Esta velocidad de cambio -la décima parte de un grado por aquí o por allá- nos arrulla en una falsa sensación de seguridad. Permitimos que nuestra atención se desvíe, que nuestra mirada se pose sobre preocupaciones más inmediatas. Sin embargo, el cambio es constante, inexorable, va ganando ritmo. Hay que recordar que incluso la apocalíptica extinción del Pérmico-Triásico -el acontecimiento masivo que empequeñece a todos los demás, cuando se puso en duda el futuro de la propia vida- tuvo lugar a lo largo de un periodo de unos cien mil años. Tal vez sea un instante en términos geológicos, pero al observador humano, que habita el planeta durante una mínima fracción de tiempo, le podría parecer que nada iba mal.
 
Cal Flyn.
Islas del abandono. La vida en los paisajes posthumanos.
Capitan Swing.

jueves, 21 de diciembre de 2023

Lo que no está


Aquí,
en este lugar,
en este mismo lugar
a ambos lados de la vía,
como en tantos otros,
una vez
(hace tanto tiempo
que se pierde
 en la niebla)
hubo árboles
procesionales.
Nadie
me lo dijo.
Yo
lo vi.

Madrid: un día entre paréntesis



En medio todo sucede. 
Abandona su insomnio una inmensa mayoría del millón de cadáveres que lloraba antaño el poeta.
Y tal vez el resto se transforme en una muchedumbre de licántropos sonámbulos y damas de compañía en busca de almas rotas y ángeles demediados.
Anónimos e indiferentes, abandonando están los subterráneos.
Con todo un día por delante para reivindicarse, para rescatarse de la inocente y vertiginosa costumbre de vivir.
Hijos e hijas de la ira, al fin. 

martes, 19 de diciembre de 2023

Grullas








A finales de noviembre fui a ver grullas a Extremadura. Había cierta inquietud entre la gente interesada por las aves porque esta vez se estaban retrasando en su cita migratoria. Pero cuando llegamos allí estaban. Al principio, al atardecer, eran solo un deseo, unas sombras amontonadas en el horizonte. Sombras que en el día postrero se hicieron patentes en su magnífica y multitudinaria presencia. Muchas gracias al compañero Felipe Zapico por sus orientaciones. El año que viene, si nada se tuerce, seremos también grullas, fieles a la cita.

lunes, 18 de diciembre de 2023

Imprudente


Recientemente mi amigo José Gabriel, obstinado fotógrafo de atardeceres, sacó esta imagen en la que me hallo, cual Jonás en el vientre de la ballena, en el interior de la Librería Manuel de Falla, en Cádiz; una, por otra parte, de mis aficiones favoritas, esa de rebuscar y rebuscar en librerías.
Y creo no equivocarme si considero que esta vez mi amigo ha retratado, sin desearlo, otro crepúsculo a los que es tan aficionado, a juzgar por las palabras que alcanzamos a escuchar al librero, en conversación con otro cliente, cuando decía que continuar, más que desaconsejable, empezaba a ser imprudente.
¡Ay, pena de librerías!

domingo, 17 de diciembre de 2023

El mundo de ayer


(...) tal vez nada demuestra de modo más palpable la terrible caída que sufrió el mundo a partir de la Primera Guerra Mundial como la limitación de la libertad de movimientos del hombre y la reducción de su derecho a la libertad. Antes de 1914 la Tierra era de todos. Todo el mundo iba adonde quería y permanecía allí el tiempo que quería. No existían permisos ni autorizaciones; me divierte la sorpresa de los jóvenes cada vez que les cuento que antes de 1914 viajé a la India y América sin pasaporte y que en realidad jamás en mi vida había visto uno. La gente subía y bajaba de los trenes y de los barcos sin preguntar ni ser preguntada, no tenía que rellenar ni uno del centenar de papeles que se exigen hoy en día. No existían salvoconductos ni visados ni ninguno de estos fastidios; las mismas fronteras que hoy aduaneros, policías y gendarmes han convertido en una alambrada, a causa de la desconfianza patológica de todos hacia todos, no representaban más que líneas simbólicas que se cruzaban con la misma despreocupación que el meridiano de Greenwich. Fue después de la guerra cuando el nacionalsocialismo comenzó a trastornar el mundo, y el primer fenómeno visible de esta epidemia fue la xenofobia: el odio o, por lo menos, el temor al extraño. 

Stefan Zweig.
El mundo de ayer. Memorias de un europeo.
Acantilado.
(Traducción de J. Fontcuberta y A. Orzeskek)

viernes, 15 de diciembre de 2023

Los animales


Ellos, los animales, nos miran de frente,
desde la lejanía del tiempo en que olvidamos 
qué era aquello de la fraternidad entre las especies.
Nos miran ajenos, con la brizna de desconfianza
que ahorra excusas y lamentos,
con la pertinencia de los destinados a la servidumbre,
con el peso de las llanuras y los bosques,
como víctimas dispuestas
a nuestro capricho de la muerte.
Ellos, los invisibles, los animales. 

                                                                                           MCH

jueves, 14 de diciembre de 2023

martes, 5 de diciembre de 2023

Caminos sin retorno


-Esto es difícil, señor. La música está simplemente ahí para hablar de lo que la palabra no puede hablar. En tal sentido, no es totalmente humana. ¿Conque habéis descubierto que la música no es por complacer al rey?
-Descubrí que era por agradar a Dios.
-Y os habéis equivocado, pues Dios habla.
-¿Por regalar el oído?
-Aquello de lo que yo no puedo hablar no regala el oído, señor.
-¿Por conseguir oro?
-No, el oro no es audible.
-¿Gloria?
-No. No son sino nombres que se renombran.
-¿Silencio?
-Este no es sino lo contrario del habla.
-¿Por los músicos rivales?
-¡No!
-¿Por el amor?
-¡No!
-¿Por el amor perdido?
-No.
-¿Por el desamor?
-No y no. 

Pascal Quignard.
Todas la mañanas del mundo.
Galaxia Gutenberg.
Traducción: Esther Benítez. 


En nombre de la tierra


Una historia tan frecuente y tan antigua que podría ser dueña de todas las geografías. Una aldea de todo el mundo, de cualquier lugar del mundo, con sus bajas pasiones, sus envidias y sus catervas indecorosamente humanas.
Y sin embargo, un tipo de cine que es, sobre todas las cosas, un intenso placer para la vista y para los oídos.