Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

viernes, 26 de abril de 2024

En sus ojos


 

En sus ojos 

Hay veredas nocturnas
y vigilias clandestinas,
hay celadas de funesta necesidad,
hay cañaverales como laberintos,
hay futuros despojos aterrados,
hay lunas que brillan en el agua,
hay seres hostiles
alzados sobre sus piernas
y humaredas en las que danza,
como una alucinación,
el rostro del enemigo siempre eterno,
hay hojas que caen de los árboles
y árboles desnudos
que cubren con lenguas de nieve
su salvaje desnudez,
hay un día de mañana
y quién sabe si habrá,
quizá, un día de después.

                                      
                                           MCH

martes, 23 de abril de 2024

Mar de Libros

Valparaíso (Chile). 

lunes, 22 de abril de 2024

Jorge Teillier. Aniversario.


Tal día como hoy en 1996 murió el poeta chileno Jorge Teillier. Recientemente mis amigos, Hugo y Gisela, me mostraron este grafiti con su imagen en Ñuñoa, dentro de la ciudad de Santiago, porque saben de mi querencia hacia el poeta de los lares. Sirva como homenaje y recuerdo.

No fue el helado viento
quien marchitó las ramas.
Quien marchitó las ramas
fui yo, que les conté mis sueños.

                                       Jorge Teillier.


domingo, 21 de abril de 2024

Aves de Chile: Flamenco chileno.


Ya lo había avistado en otras ocasiones, pero en grandes bandadas. Lo extraño era verlo solo, en una orilla de la Laguna Amarga, frente a las Torres del Paine. Lo difícil era fijarse en él, atraídos como estábamos por el magnífico espectáculo de las montañas reflejándose en el agua con el crepúsculo. 
Y de pronto, mientras intentaba tomar una imagen de aquella ave meditabunda, ella y su reflejo de atardecida echaron a volar. 

martes, 16 de abril de 2024

Martín y Alfons


Un conciliábulo es una reunión secreta de la que a veces sale una conspiración, pero aquí hay demasiadas luces y demasiados testigos, a falta de taquígrafos, bastante en desuso ya. También hay una cámara que registra y administra la luz necesaria para que de la magia de la fotografía se escape esta escena con apariencia de monjes en refectorio, bucaneros en taberna o liberales secreteando la desgracia del jodido rey felón.
Apariencias, digo. Pero como no hay altavoz ni otra boca sellada que la de este espectador, dejemos que ellos, sin más molestias, sigan con su conversación.   


sábado, 13 de abril de 2024

Aves de Chile: Petrel gigante antártico


El petrel gigante antártico (macronectes giganteus), también llamado abanto marino antártico es un ave de gran tamaño, cercano a la corpulencia del albatros. De costumbres carroñeras, se alimenta además de peces y calamares, y puede también atacar a aves más pequeñas. Habitual en el hemisferio sur desde las costas antárticas hasta el Trópico de Capricornio.
La fotografía fue tomada al sur de Punta Arenas.


miércoles, 10 de abril de 2024

martes, 9 de abril de 2024

Aves de Chile: Caranca



La Caranca (Cloephaga hybrida) es un tipo de ganso propio del sur de Chile y Argentina que habita en pareja en la costa rocosa, evitando las playas. Presenta dimorfismo sexual, es decir los machos y las hembras se diferencian en su etapa madura, siendo el macho de color completamente blanco y la hembra prácticamente negra o marrón oscuro en la cabeza, con estrías blancas en el pecho. También se le conoce como cauquén marino o cauquén costero, entre otros. Las fotografías están tomadas en la costa del Estrecho de Magallanes, cerca de Fuerte Bulnes, al sur de la ciudad de Punta Arenas.     

domingo, 7 de abril de 2024

Baladas de la Memoria

 


Leo los poemas de Pedro Lastra en una cabaña de madera a menos de un kilómetro de la casa de Pablo Neruda en Isla Negra. Esas Baladas de la Memoria que nos llevan al corazón de un país que, pese a hemisferios y latitudes, no es tan lejano. Escucho el rumor nocturno de un Océano Pacífico que es tan violento como desmemoriado. Y me sorprendo de haber llegado hasta aquí sin haber sabido antes de este poeta.
Espero que a los mangantes madrugadores e ilusos que se llevaron en una playa solitaria de El Tabo mi primer ejemplar de este libro, junto a otras cosas inservibles para ellos, sus poemas les iluminen o, al menos, les sirvan tanto como a mi. 

sábado, 6 de abril de 2024

Aves de Chile: Picaflor chico

Hay infinidad de variedades de colibrí, pero pocas veces lo he visto. La mayoría de forma casual. En la primera ocasión haciendo cola ante la heladería Coppelia de La Habana y no podía entender qué era aquella especie de mosca grande que me rondaba.
En Chile los llaman picaflores. El de esta fotografía, aunque me ha costado, creo que se trata de una hembra de Picaflor chico (Sephanoides sephanoides). 11 centímetros máximo. Es el más austral de todos. El macho luce una mancha colorada en la frente, que se acusa cuando se pone agresivo con otros de su especie, puesto que son muy territoriales. La imagen está tomada en el Parque Nacional de Huerqueue. Primero vi a la pareja extrayendo polen de una flor y luego tuve la suerte inmensa de que se posara este ejemplar en la rama unos metros más allá. He de reconocer que después del encuentro bajé del monte feliz entre coihues (robles) y araucarias. 

 

 

viernes, 5 de abril de 2024

Aves de Chile: Huala


Inicio una serie de imágenes de aves con las que me he topado en un reciente viaje a Chile con esta perteneciente al Huala (Podiceps major). Como se puede ver se trata de una especie de somormujo, aunque de mayor tamaño y de colores más vivos. El nombre procede del mapudungun, idioma de los mapuches, y parece que significa "pato zambullidor". Otros nombres que recibe (hay unos cuantos, según Wikipedia, aunque no vamos a poner todos) son "Macá grande" o "Somormujo macachón". La fotografía está tomada en el Lago Pehoé, a los pies de los Cuernos del Paine. 

jueves, 4 de abril de 2024

La belleza del mundo


Mi amiga Ana consiguió hace unos días tomar esta fotografía tan hermosa que habla de lo sobrecogedor que llega a ser un paisaje. Las montañas más emblemáticas del Parque Nacional de las Torres del Paine se alzan al fondo y también en el reflejo de la laguna. En la orilla opuesta pastan ajenos a nuestra presencia los flamencos chilenos con sus flancos rosáceos atrayendo la mirada envidiosa del observador. Y mientras tanto, nosotros, lejos ya de ese sur austral, como si hubiéramos perdido definitivamente, entre nubes, la puerta de Brigadoon, seguimos conteniendo la respiración ante la belleza del mundo.

miércoles, 3 de abril de 2024

Floreceremos


Floreceremos.
Seremos el día nuevo, la luz filtrada entre los árboles,
la calma hallada en lo recóndito del bosque. 

Floreceremos
con los humildes reflejos del calafate,
como la testa carmesí del pájaro carpintero en la penumbra.

Floreceremos
en abrazos y en avenidas,
con la sonrisa clara del transeúnte que arriba al hogar
con todos los días ganados a la tristeza. 

Floreceremos.
Seremos el pan caliente de la mañana,
el paisaje encendido que se despliega al otro lado de la montaña,
la vida abierta y fecunda ante tus ojos.

                                                  MCH

sábado, 30 de marzo de 2024

Apache


Yo no soy ni un sabio ni un filósofo, ni siquiera un escritor de oficio. He escrito muy poco en mi vida y solamente lo he hecho, por decirlo así, a pelo, cuando una convicción apasionada me forzaba a vencer mi repugnancia instintiva contra toda exhibición de mi propio yo en público.
¿Quién soy yo, pues? ¿Y qué es lo que me impulsa ahora a publicar este trabajo? Yo soy un buscador apasionado de la verdad y un enemigo, no menos apasionado, de las ficciones desgraciadas con que el partido del orden, ese representante oficial privilegiado e interesado en todas las torpezas religiosas, metafísicas, políticas, jurídicas, económicas y sociales, presentes y pasadas, pretende servirse, todavía hoy, para dominar y esclavizar al mundo.
Yo soy un amante fanático de la libertad, a la que considero como el único medio, en el seno de la cual pueden desarrollarse y agrandarse la inteligencia, la dignidad y la felicidad de los hombres. La libertad que consiste en el pleno desarrollo de todas las potencias materiales, intelectuales y morales que se encuentran latentes en cada uno. Yo entiendo esta libertad como algo que, lejos de ser un límite para la libertad del otro, encuentra, por el contrario, en esa libertad del otro su confirmación y su extensión al infinito; la libertad limitada de cada uno por la libertad de todos, la libertad por la solidaridad, la libertad en la igualdad; la libertad que triunfa de la fuerza bruta y del principio de autoridad, que no fue nunca más que la expresión ideal de esta fuerza.
Yo soy partidario convencido de la igualdad económica y social porque sé que, fuera de esta igualdad, la libertad, la justicia, la dignidad humana, la moralidad y el bienestar de los individuos, así como la prosperidad de las naciones, no serán nunca nada más que mentiras.

Cerró Durruti el libro de Bakunin al mismo tiempo que sus párpados cansados y se durmió casi de inmediato, reconfirmado íntimamente en ese credo suyo, en esa convicción metalúrgica que hundía hondas raíces en su propia vida y en la de sus padres y en la de sus abuelos y en la de todos los miserables y engrillados y expoliados de la Tierra. Haciendo un necesario aparte teatral para este relato centrado en viejos acaeceres, nos vemos en la obligación de dejar constancia que hoy, según un informe sobre el bienio 2010-2012 difundido en Roma por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, el 12,5 % de la población mundial, vale decir casi 870 millones de personas, sufren de hambre.
Durruti soñó esa noche, como muchas otras, con un caballo que corría desbocado y tirando de un carro en llamas.

Antonio Gil.
Apache.
Sangría Editora. Santiago de Chile. 

viernes, 29 de marzo de 2024

Combatir la borrasca

Los pasos nos llevan desde el final del verano en el hemisferio sur a los últimos coletazos del invierno en las montañas de León. Del pantalón corto pasamos al forro polar, a las horas muertas ante la lumbre observando tras la ventana las inagotables gotas de lluvia golpeando el cristal, a las nubes tan presentes borrando las cimas de los cerros... 
Combatimos la borrasca caminando con los pinceles a parajes lejanos en donde las bienhalladas hojas del baobab nos den resguardo y nos acompañen en tiempos de tedio y de silencio.


miércoles, 27 de marzo de 2024

Una isla dentro del horror


En Auschwitz-Birkenau, ante el espléndido paisaje que se vislumbraba alrededor del campo de concentración, comprendí hace tiempo que los monstruos muchas veces suelen necesitar de la belleza para desarrollarse, para alimentar la maldad. Su maldad.
Hace pocos días visité el centro de secuestro, tortura y exterminio de Villa Grimaldi en las afueras de Santiago de Chile, donde los militares de Pinochet, la DINA, tras despojar a sus dueños legítimos de la propiedad, instalaron el terrorífico Cuartel Terranova.
En la visita pude ratificar lo dicho anteriormente. La villa era un lugar hermoso en el que, antes de la dictadura cívico-militar que asoló Chile, se emplazó durante algún tiempo un restaurante de posibles con jardines, piscina y algunos árboles, como el ombú, de magnífico porte.
Cuentan, de hecho, que cuando ya el lugar estaba dedicado a su tenebrosa labor, algunos de los militares torturadores preferían pasar sus días libres allí junto a sus familias, disfrutando del baño al aire libre y las tertulias veraniegas. Poco importaba que a pocos metros en barracones estrechos como jaulas se desangrara lo mejor de la juventud chilena. Poco importaba que esa piscina sirviera en ocasiones para tormento mediante ahogamientos e hipotermias.
En la actualidad lo que queda de Villa Grimaldi es un lugar de memoria. En una pequeña instalación, muy cerca de lo que llamaban la Torre, se muestran objetos pertenecientes a algunos de los detenidos desaparecidos que por allí tuvieron la desgracia de pasar involuntariamente. Todos los objetos, cartas, anotaciones, carnets deportivos, cámaras, libros, camisetas de voleibol, fotografías propias, o con hijos, con padres, con amigos. Todos los objetos, digo, producen en quien los ve una punzada en el corazón. Son tan cotidianos que bien podrían pertenecer a uno mismo. Tanto que en el espacio dedicado a Carlos Ramón Rioseco Espinoza, nacido el 8 de febrero de 1948, desaparecido a los 26 años, natural de Concepción, militante del MIR, casado y con un hijo, antiguo estudiante de Odontología..., hay un libro de Stevenson que muy bien podría haber engrosado alguna vez la ya amplia colección de "islas del tesoro" que guardo en la biblioteca.
Todos eran importantes, todos lo son, pero he de reconocer que, al llegar a la vitrina que guardaba las posesiones de Carlos Rioseco, el aire se detuvo un instante más en mis pulmones.  

domingo, 24 de marzo de 2024

Continuamos el viaje

Volviste al Paine con nosotros 
pero las flores rojas no estaban.
Debe ser porque el verano austral no es apto para milagros 
o porque, tal vez, están para siempre a tu lado 
y con las primaveras que nos faltan. 
Seguían allí los guanacos y los caiquenes, 
fieles como amor de madre.
 Y también, esa visión esplendorosa
en la que danzan los paraísos y sus nubes guardianas.
Con ellas y contigo, un año más, continuamos el viaje.

 

domingo, 25 de febrero de 2024

10 años.


10 años...

no son casi nada. 


sábado, 24 de febrero de 2024

Yorgos Seferis


Juegas conmigo Sol
y sin embargo esto no es danza
tanta desnudez
casi sangre
o bien algún bosque salvaje;
entonces.

                                                        Yorgos Seferis.

martes, 20 de febrero de 2024

Volver

Algunas veces decía JR, parafraseando a Heráclito, que nunca te bañas en el mismo río y que jamás viajas al mismo lugar por mucho que aparentemente regreses al mismo paisaje. La última conversación que tuvimos trató de convencerle para hacer de nuevo la mochila, pese a sus prevenciones y a su salud renqueante, y volver a uno de aquellos lugares en los que fuimos felices, al menos moderadamente.
No pudo ser.
En unos días, si los hados nos acompañan, estaremos de nuevo frente a uno de esos paisajes que hacen que la respiración se acelere momentos antes de ausentarse durante ese breve lapso de tiempo que te hace ser consciente de la menudencia que en realidad somos. Quijotes ante gigantes.
Y él, quizá, estará una vez más con nosotros, aunque ya no nos zambullamos jamás en el mismo río.

 

viernes, 16 de febrero de 2024

Carcoma


En el pueblo empezaron a hablar porque un accidente es cosa de casualidad pero no dos y menos tres. Tres accidentes en unos pocos días es cosa de ojeriza, por mucho que la señora le quitase importancia y dijese que había sido cosa de poco. Pues no parecía poco oyéndola gritar como una gorrina, decía la Carmen en la cola del pan, y todas las mujeres se reían por lo bajo. Algunos empezaron  a venir a la casa cuando se hacía de noche para ver si podían usar ellos también un poco de esa ojeriza pa lo que tenían pendiente, que era mucho desde siempre pero más desde la guerra. Venían de noche, salían del pueblo por donde los pajares y llegaban a la casa por medio del monte para que no los viese nadie. Algunos querían cobrarse una bofetada o una paliza que llevaban guardada dentro desde que la guerra había dejado paso al desolladero, otros el chivatazo de un vecino o la huida de un pariente que había acabado en una cacería y la cacería en una matanza. Yo les maldecía a los parientes, a los guardias civiles, a los curas, a los chivatos, a quien fuese, con todo el odio que había en mis entrañas y en las de la casa porque sabía que el día que los pobres empezásemos a cobrar deudas muchos no iban a tener cochiquera en la que esconderse.
Después algunos empezaron a venir también a preguntar por los remedios y yo les daba las dos o tres hierbas que sabía y les decía una verdad y una mentira pa aliviarles. La verdad era dónde estaba el padre, el marido, la hija o la hermana que les habían desaparecido. La tapia del cementerio, el camino que va a Villalba, el barranco de la fuente, el cerro de la ermita. Todo el pueblo repleto de cuerpos. La mentira era que ese padre, ese marido, ese hijo o ese hermano estaban en el cielo, que los santos me habían dicho que los tenían allí y que les mandaban recuerdos. Luego les dejaba sentarse a rezar allí con la santa y encenderles una vela a los familiares porque no podían ir a recoger los cuerpos pa enterrarlos ni pedirle una misa al cura. Así que se sentaban en la cocina y les prendía la lumbre pa que no tuviesen frío y algo mejor estaban con la mentir aunque a mí la sombra que traían a cuestas se me quedaba desde entonces en la casa con la boca llena de tierra, la cabeza agujereada y los dientes arrancados a culatazos. Algunas desaparecían al cabo de un tiempo y a lo mejor era verdad que los ángeles venían a llevárselas al cielo, porque los muchachos que mueren en los barrancos con las entrañas rotas no pueden ir al infierno. Pero otras se escondían en las ollas y bajo las camas, vete a saber si por miedo o por rencor, y ya no se iban.

Layla Martínez.
Carcoma.
Amor de Madre -Editorial joven, feminista & LGBT+-   

miércoles, 7 de febrero de 2024

Los cuentos de Macguffin (o cómo desviar los tiros a puerta)

Tengo para mí (lo siento por los fans) que el Festival de Eurovisión -y todas las polémicas que prefabrica- es a la música lo mismo que el Premio Planeta a la literatura.
O sea... Una reverenda mierda.

 

lunes, 5 de febrero de 2024

Gatos


Por las rendijas
 de esos ojos
asoma el exceso de luz
y la desconfianza.

Tal vez nos alcance
 la armonía
 cuando tenga la noche
mirada de luna llena.

                            MCH


jueves, 1 de febrero de 2024

Lobeira


Cuando era pequeña no me parecía tan raro poseer un cine; era como tener en casa libros para volverlos a leer, o discos. Para ver una película ahora se puede poner un vídeo, pero en los años cincuenta no había vídeos, y yo sigo considerando que ver a Montgomery Clift en una pantalla de veintiuna pulgadas es como tomar Avecrem en lugar de sopa de cocido. En otros lugares la gente podía ir al cine, pero en Lobeira no había ningún cine, y por eso a mi padre no le quedó otro remedio que abrir uno. Después he oído llamar a esos tiempos la posguerra, y supongo que es un nombre tan adecuado como cualquier otro, pero lo cierto es que de pequeños nunca fuimos conscientes de estar viviendo en los años inmediatamente posteriores a un conflicto bélico. La guerra era un suceso distante, acaecido en ese periodo indeterminado antes de que naciésemos donde coexistían el frente de Gandesa con Alfonso XII, el Cid con Viriato, Ana Bolena con Juana de Arco. En nuestra familia se evitaba el tema, porque había habido gente en los dos bandos, y creo que hasta que fui a la universidad no reflexioné en que yo había nacido cuando apenas habían pasado trece años desde el final de la guerra. Y eso de la de aquí, de la insurrección contra el Gobierno constitucional, como decía mi abuela si estaba enfadada, porque fuera, lo que mis amigos ingleses llamaban "la guerra" había ocurrido aún más tarde, y había terminado solo pocos años antes de nacer yo.

Marilar Aleixandre.
Lobos en las islas.
Arde Ediciones.     

martes, 30 de enero de 2024

El cine a cámara lenta: tres pasos y vuelta








Supongo que así se inventó el cine.

domingo, 28 de enero de 2024

Cintas de cassette en tiempos de Spotify


No existen los días perfectos, como tampoco existe la felicidad completa, pero en esta espléndida película de Wim Wenders, el protagonista de Perfect Days, cada mañana cuando abre la puerta de su casa para ir al trabajo parece querer convencernos de que sí.
Hay una receta. En todo el metraje hay una receta para rebelarse contra el alambicado mundo alrededor: El señor Hirayama disfruta de una vida sencilla y monótona, aunque varios pormenores parecen querer confirmar que no siempre las cosas fueron así y que hubo un antes más azaroso, del que se ha retirado voluntariamente hasta llegar a ese presente de pequeños detalles y canciones que van subrayando cada día. No voy a entrar en ellos; baste decir que uno sale de la película, si no feliz, con buen sabor de boca y convencido de que le han contado la historia de un náufrago deliberado, un buen salvaje con cintas de cassette en su furgoneta en los desdichados tiempos de Spotify.

viernes, 26 de enero de 2024

Las tempestálidas


No es esta fascinación por el pasado, al fin y al cabo, un intento de alcanzar ese lugar intacto, por remoto que esté, en el que las cosas permanecen enteras, en el que huele a césped, en el que observas a bocajarro la rosa y su laberinto. Digo lugar, pero es más bien un tiempo, un lugar en el tiempo. Un consejo de mi parte: nunca, jamás, tras una larga ausencia, visites el lugar que dejaste de niño. Ha sido reemplazado, vaciado de tiempo, abandonado, convertido en fantasmagoría.     
     No
                queda
                                nada
                                                allí. 


Gueorgui Gospodínov.
Las tempestálidas.
Fulgencio Pimentel Ed.
Traducción: María Vútova y César Sánchez.

miércoles, 24 de enero de 2024

Poesía Vertical


 Fragmento.


Qué criterio de pájaro inventado
construye la figura de la tarde
con una morosidad sin decadencia,
como si en vez de ser el pájaro el que vuela en el aire
fuera el aire el que vuela en el pájaro.

Roberto Juarroz.
Poesía Vertical.

martes, 23 de enero de 2024

Teoría de la relatividad

Mientras el secretario general de las Naciones Unidas clama durante veinte minutos, como si fuera un desvalido en el desierto del Néguev, contra las violaciones de los derechos, todo un pueblo sigue siendo acorralado en un reducido espacio de destrucción.

Mientras el cuerpo diplomático de Israel declara “non grata” a la Organización de Naciones Unidas y a su secretario general, y tarda en ello diez minutos más o menos, un cuerpo de rescate formado por un número indescifrable de desesperados, aparta con sus manos trozos de edificio bombardeado para recuperar trozos de cuerpos o, en el mejor de los casos, cuerpos completos, pero inertes, de los habitantes de unas viviendas, que ahora podrían llamarse “muriendas”, pero que ya no son porque ya no tienen nombre.

Mientras el presidente de los Estados Unidos firma el traspaso de armas a su aliado, y en la rúbrica se demora menos de un minuto, en el hospital Al-Shifa, en ese minuto, se acaban los suministros de los anestesistas y los cirujanos se ven obligados a operar en vivo y a la luz de una linterna porque la electricidad se agotó hace varios días. Y mientras esto sucede, el mandatario máximo de Sión afirma que seguirá hasta el final. Y no sabemos si ese final es el final de todo lo que queda por morir en Gaza, o también el final de sus compatriotas rehenes de Hamás. O es el final del tiempo, o es directamente su propio final, su autoinmolación en nombre de su odio.

Mientras, en Europa, el alto representante de la unión para asuntos exteriores y política de seguridad, tarda más en pedir el final del fuego que en recitar de corrido su cargo exagerado; detrás de sus discursos y del laberinto de palabras se esconden todos los países en ese espejismo que es la Unión - Alemania en su mala conciencia, Francia en sus fronteras y en sus territorios de ultramar, España en su gallardía de opereta-. Y mientras, el tiempo de miles de niños, el tiempo de miles de madres, el tiempo se termina sin haber empezado, demostrando con sus muertes cuanto tiene el tiempo de relativo.

Un segundo para disparar, un segundo para morir. Diez años para que juzgue lo que inapelablemente debe juzgar la corte penal internacional.  

domingo, 21 de enero de 2024

Oxímoron


Ahí está. Ya leí por un país muerto, por héroes muertos y por los que no han nacido. Mis palabras de venganza contenida se deshacen en el aire como saliva filtrada a medida que van saliendo de mi boca. Son como noticias antiguas. Las que escaparon a través de los años por el laberinto de las lámparas de los receptores de radio. En ellos escuchaban aproximarse las desgracias nuestros abuelos. Aquí llegaron. Son las mismas noticias antiguas que seguimos escuchando nosotros. A mi espalda, un oxímoron. Dos, si pienso en las noticias. Nos engañamos con palabras que nunca deberían pronunciarse en la misma frase mientras se mueran los niños sin haber nacido apenas. Al lado, una portada que habla de la abolición del trabajo cuando, en realidad, tendría que decir "la abolición de los Estados". ¡Ay, la laguna estigia del Jordán!. La maldita tragedia.

viernes, 19 de enero de 2024

La poesía

 

La poesía no detiene bombas
pero mueve voluntades.


jueves, 18 de enero de 2024

Donde se cuenta el modo de hacer sopa de patata rayada para inviernos friolentos y corazones aciagos

Mi amigo Javi, que tanto me ha enseñado sobre arte del Barroco y sobre el arte de viajar y desde luego sobre aves y el arte de pajarear, ha alcanzado la edad feliz de la jubilación, él tan buen profe a tiempo completo. Y de pronto me pide que le enseñe recetas de cocina para ocupar también su tiempo libre en el proceloso arte de la gastronomía. Él tan buen profe y tan... ladino, no se contenta con la urgencia de la prosa y prefiere unir las cazuelas y los endecasílabos. ¿Y cómo creen que me voy a negar?

Se pone en la cazuela el agua a hervir
que con sal o con caldo sin exceso,
pues la cordura siempre es contrapeso,
para esta encomienda puede servir.

Al tiempo picamos ajo y cebolla
al gusto y tesón del que lo trabaja
y todo este contubernio se maja
con yerbas variadas para la olla.

Todo nos sirve: orégano y tomillo,
de cilantro o perejil solo un tanto
romero, comino, y si no me achanto,
de la pimienta un escote sencillo. 

Unimos las yerbas y las verduras
en la sartén con un poco de aceite
y al final para placer y deleite
algo de buen pimentón sin usuras. 

Y pon mucha atención, que no se abrase,
pues se amarga la hiel en el dislate.
Liaríamos tristes el petate,
con bochorno nos vamos a otra fase. 

En un cuenco rayamos la patata
y cuando en el caldo salen burbujas,
como cosa de magos o de brujas,
lo rayado iría a salto de mata. 

Luego añadimos lo de la sartén
y esperamos que cueza todo junto
un momento y nos vamos a otro asunto.
Y si el condumio es del agrado, amén.

                                                               MCH


La barnacla solitaria

4 de enero
11 de enero
13 de enero
14 de enero
17 de enero

El día 4 de enero vi a esta barnacla carinegra por primera vez al volver de Laredo, donde había ido a ver a sus congéneres de la especie bernicla, procedentes según dicen los que saben de los fríos de Siberia. Esta, solitaria, alejada bastantes kilómetros de las otras que pasan los días en la bahía entre Santoña y Laredo, está en el Pas. Se trata, citando de nuevo a los que saben, de un ejemplar que corresponde a una subespecie, denominada hrota, que viene de los fríos de Groenlandia. Fríos todos son.
La diferencia física más apreciable, no sé si la única, está en que su vientre es más pálido que el de las berniclas. Al principio, para ser justos, ni me di cuenta. ¡Qué le vamos a hacer!
El caso es que ahí sigue, día tras día, imperturbable. Yo, todos los días que puedo, me siento frente a ella durante un rato, y la saludo pensando en las diferentes soledades.

Los que éramos

 

Aunque no estamos todos.

martes, 16 de enero de 2024

La voz melodiosa


Ella le esperaba en la puerta del palacio y le seguía por el bosque. Si en alguna ocasión Alpargata se volvía y le decía algo, la muchacha se ocultaba tras un árbol y no retomaba su camino hasta que no lo hacía él. 
Pero un día Eugenia se puso a su lado y caminó a su misma altura hasta la parada del tranvía. Entonces la muchacha le tomó de una mano y le dijo:
-Tienes unas manos muy bonitas.
Alpargata se miró las manos y acto seguido contempló a la muchacha de los ojos armenios. Era la primera vez que alguien le decía algo así. Vio sus manos reflejadas en los ojos de ella y le parecieron también bonitas.
Al sábado siguiente bajaron ya desde el palacio cogidos de la mano. Pero no fueron hasta la parada del tranvía sino que se adentraron en la parte más oscura del bosque. Contemplaron la claridad que desprendían las luces de la ciudad, como lucernas sobre el mar. El aire olía a limonero. La muchacha se tumbó sobre una pinaza y le dijo:
-Entra en mí.
Primero, él le besó los ojos y seguidamente penetró en ella. Él contaba las piedras del suelo y ella las estrellas. Después contó él las estrellas y ella las piedras del suelo. Y así muchas veces.

Montserrat Roig
La voz melodiosa
Plaza y Janés.

sábado, 13 de enero de 2024

Mochuelos


Desde que no estás
me presienten los mochuelos 
por el linde de la vida. 


viernes, 12 de enero de 2024

martes, 9 de enero de 2024

Nostalgia de la luz

Yo creo que la memoria tiene fuerza de gravedad. Siempre nos atrae.
Los que tienen memoria son capaces de vivir en el frágil tiempo presente.
 Los que no la tienen no viven en ninguna parte.

Patricio Guzmán.


Desde 2014, año en el que visité Chile la última vez (por el momento), guardaba en un lápiz de memoria el hermoso -y terrible a la vez- documental de Patricio Guzmán titulado "Nostalgia de la luz", un sorprendente juego de inmensidades. Por un lado, la astronómica de estrellas y constelaciones y, por otro, la no menos inmensa del inabarcable desierto de Atacama y la incansable búsqueda de los restos, por parte de sus familiares, de las víctimas de la dictadura fascista de Pinochet.

Hasta hace unos días, por cuestiones que hasta para mi son difíciles de entender, no había visto el documental, que permaneció durante todos estos años guardado en mi monedero, como ya he dicho, en un pequeño "pendrive". Ahora por fin rindo homenaje a tan excelso cineasta y, por ende, a la desolación.  

  

domingo, 7 de enero de 2024

El eider está bien


Cada cierto tiempo nos acercamos a la marisma donde el eider ha establecido sus reales de unos años para acá. Lo insólito ha acabado por convertirse en normalidad y parece que  nuestra ave del norte sigue sin tener ganas de seguir las costumbres de su especie y emigrar siguiendo el curso de las estaciones. Digamos que quizá ha encontrado su lugar en el mundo entre nosotros; lo cual, aunque extraño, está bien. A él le hace, en cierta manera, un rebelde y a nosotros unos privilegiados. Aquí le vemos estableciendo relaciones de proximidad con una gaviota patiamarilla. Por de pronto, el eider está bien. Y nosotros, ante el año que se avecina, por el momento también.

sábado, 6 de enero de 2024

Flores, mariposas y sol


Llamamos al fotógrafo ambulante que pasaba esta mañana por el campo.
Nos sentamos bajo los almendros, colocamos en medio a la abuela y al abuelo y fruncimos los labios para no reír al ver la ventanilla redonda que se parece al ojo de una vaca soñolienta.
En la fotografía sólo salieron flores, mariposas y sol.
La abuela y el abuelo rieron al ver que no somos sino flores, mariposas y sol.
Y nosotros reímos con ellos, y todo alrededor de nosotros reía - todo: las flores, las mariposas y el sol.

Yannis Ritsos.
Sueño de un mediodía de verano.
Traducción de Selma Ancira.
Acantilado.


martes, 2 de enero de 2024

Árboles de Navidad


Nunca he tenido costumbre de adornar árboles con bolitas de colores y espumillón en fechas de Navidad. Siempre me produjo una terrible pereza. No digamos ya la parafernalia de las figuras del Nacimiento. 
Sin embargo, en estos días de frío y nieblas pasados en la montaña de León, desde la ventana, al calor del fuego de la cocina económica he contemplado los mejores Árboles de Navidad que podía pedir. Ahí están, los chopos frente a la casa con una bandada de milanos reales descansando tranquilos de la dura tarea de sobrevivir. Los ornamentos más hermosos.