Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

martes, 27 de agosto de 2019

domingo, 25 de agosto de 2019

viernes, 23 de agosto de 2019

Trincheras del Cueto de Castiltejón



Ayer por fin subí al Cueto de Castiltejón. Cada vez que iba al puerto de San Isidro desde Puebla de Lillo, bien para visitar el Lago de Isoba, bien para acercarme al fortín de la Alboleya, lo veía allí, una solitaria peña entre montañas desplomándose hacia la gran pradería en la que a veces, muchas veces, pastan las vacas. 

Ayer, por fin, subí para visitar las trincheras en las que tropas republicanas en 1937 resistieron lo que pudieron el avance del enemigo.
Aún quedan huellas: las trincheras son inmensas cicatrices en la loma y el búnker doble asemeja ya, hoy lo sabemos, los ojos ciegos de la derrota. 

Mayo subió conmigo, el pobre ya está un poco viejo, y cuando llegó a la cumbre se tumbó en el pozo de tirador como quien ha cumplido con su destino.

En el camino vimos un raposo cruzando la carretera, perdices espantadizas y a un escribano montesino. Desde el vértice, a unos metros de nosotros, dos corzos corrieron como tales más allá de los parapetos. La mirada nostálgica de Mayo los siguió, a falta de más fuerzas, desde su atalaya hasta que se perdieron. 

miércoles, 14 de agosto de 2019

Aprendices de ornitólogo

Esta fotografía me encanta. Está hecha hace un mes aproximadamente al norte de Uzbekistán. Estamos en el inmenso patio de una fortaleza de planta cuadrangular del siglo V o VI. 
Allí nos encontramos con estos dos niños que, con un arco rudimentario (el de amarillo lo lleva entre sus brazos) jugaban a cazar pájaros.
Y de pronto se encontraron con tres europeos armados de prismáticos que también fijaban su atención en las aves de la zona. Al primer intento de enarbolar el arco les cayó un resoplido y a partir de ese momento se centraron en nuestro merodeo "pajarístico". 
Como veis, seguían al jefe, convertidos también en improvisados ornitólogos.  

miércoles, 7 de agosto de 2019

Los nombres del Everest


Incluso el nombre tibetano de la montaña tenía unas cuantas traducciones y significados. [...] los pastores de yaks, que lo llamaban Chomo Uri, lo que tradujo por "Diosa del Pico Turquesa". De vuelta en Londres, Douglas Freshfield, un veterano del Kangchenjunga y antiguo presidente del Alpine Club y de la Real Sociedad Geográfica, tradujo el nombre del Chomolungma como "Diosa Madre del País", lo que pronto metamorfoseó en una expresión todavía más rimbombante, "Diosa Madre del Mundo". Charles Bell, la autoridad académica, afirmaba que el propio nombre tibetano era, en realidad, Kang Chamolung, que significaba "Nieve de la Tierra del Ave". David Macdonald, el protegido de Bell como agente de comercio en Yatung y Gyantse, ofrecía otro nombre todavía más descriptivo que traducido era: "La montaña que puedes ver desde nueve direcciones, la cima que no puedes ver de cerca, la montaña tan alta que los pájaros que sobrevuelan su pico se quedan ciegos".

En el silencio. 
Wade Davis.
Editorial Pre-textos.    

domingo, 4 de agosto de 2019

Un asunto de crampones

"Todo el arco de la cara Norte es completamente inexpugnable. La cara Oeste-Noroeste es imposible cerca de la cima, y lo mismo, más o menos, aunque con menos certeza, se aplica a las caras Noroeste y Sureste; todo esto ha sido extraído a partir de diferentes avistamientos lejanos. Quedan las aristas. La Oeste termina en rocas muy empinadas -no hemos visto más-; la Noroeste se podría ascender hasta la loma nevada que le comentaba si nos la encontráramos en los Alpes -un asunto de crampones, diría yo-. Por encima de ésta, la larga franja de una cresta nevada conduce a una pendiente empinada de rocas, y hay otra cuesta más allá, pero más corta, donde una de las bandas verticales se encuentra con la cresta; pero en ambas partes las rocas parecen quebradas por barrancos, aunque no creo que sean imposibles de salvar. La verdadera cima es una roca con un ángulo moderadamente sencillo. La arista Norte no baja de la cima, sino de la arista Este, que en comparación es plana y nevada sobre ese lugar. Creo que podría funcionar si alguien logra llegar al collado que hay entre ese punto y el primer pico en dirección norte.
Bueno, pues eso es todo lo que sabemos de la montaña desde el punto de vista del ataque [...] Todas las caras que dan al norte son la mar de empinadas, así que dudo que haya un collado accesible en esa parte cerca del Everest, incluso aunque la arista Oeste fuera una línea de ataque [...] Con eso entenderá que tenemos una tarea tremenda entre manos. Apenas tengo una mínima esperanza de coronar la cima, pero por supuesto hemos de proceder como si fuéramos a llegar".

George Leigh Mallory. Expedición de 1921.