Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

jueves, 24 de noviembre de 2022

Paulina


Por algún lado debe de estar ella,
saltando a los caminos de tierra por la ventana,
escapándose para jugar como lo que es,
una pequeña infanta de la primera posguerra
y no esa niña adulta que le hacen ser. 

Por algún lado debe de estar
creciendo antes de tiempo
a la sombra de las hijas que van viniendo
y a la sombra de los queridos muertos
que se fueron quedando. 

Por algún lado,
en ese cuerpo aparentemente viejo
vestido de flores nuevas
y colores brillantemente tardíos.
Por algún lado.

Cuidando a la grey con mando en plaza,
mente lúcida y ternura.
Cuidando sin que se notara,
como una madre guerrera
en mitad de los combates cotidianos.

Por algún lado debe de estar ella,
esposa migrante que mira al mar
con la misma atención
que miraba antes los bosques
y los campos de cebada de su aldea.

Por algún lado debe de estar, ella, Paulina,
jugando al escondite con nosotros
que, de pronto, no sabemos dónde está,
y la buscamos en cada curva del sendero
con impaciencia y con ahínco. 

Por algún lado, entre cielos y aves,
andarina incansable por la vereda
que nosotros mismos recorremos,
aturdidos, renqueantes, sin acortar
por el momento la ventaja 

 y echándola ya de menos. 

lunes, 21 de noviembre de 2022

Donde envejecen las piedras


Por las murallas de Micenas,
 y también por las de Tirinto, 
donde envejecen las piedras,
y cuando ya ningún rastro llama
 a recordar las añejas victorias de Agamenón
 y el resto de los héroes aqueos, 
aún vaga, solitario, el roquero
 envuelto en su manto de sombra.

 

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Las chicas de campo


 "Me sorprendió que no me propusiera que nos acostásemos hasta al menos la sexta cena. No sabía si tomármelo a mal. La noche en que por fin sacó el tema iba borracho como una cuba, y mi helada choza no tenía nada de nidito de amor. Las rosas se habían marchitado, pero no las había tirado aún, y mi cama era tan pequeña que los pies se le salían del colchón. Me tumbé a su lado (sin deshacer la cama, sobre el edredón) con la ropa puesta. Naturalmente Frank me rompió la cremallera cuando estaba trasteando con ella, y yo me dije: 'Espero que me deje dinero para el arreglo, aunque da lo mismo: por mucho dinero que me dé, me haría falta un título para poder arreglarla, de lo complicado que es coser una cremallera'. Estaba segura de que la cama iba a desplomarse. En esa clase de situaciones uno siempre sabe cuándo la cama no va a resistir. Total, que al final consiguió bajarme la cremallera y cuando me quedé en camiseta interior (hacía un frío que pelaba) me pasó los dedos por la tripa, que empezaba a crecer por culpa de las comilonas, las salsas y demás. Me di cuenta de que yo debía hacer lo mismo, así que lo desvestí un poco hasta que llegué a la piel y ¡sorpresa! Tenía la piel suave, nada que ver con su cutis rugoso. Se animó con el manoseo, al principio con ansia, hasta que se quedó traspuesto. El manoseo y las cabezadas se repitieron varias veces hasta que al final me preguntó: '¿Cómo se hace?', y en ese momento comprendí por qué no había intentado nada hasta entonces. Ay, estos irlandeses: especialistas en batallas, asedios y masacres, pero desastrosos en la cama. De todos modos, me lo veía venir. Eso lo hizo cien veces más apetecible que a la mayoría de los depredadores con los que había salido anteriormente, que esperaban que yo les pagase el cine, me violaban en la última fila y luego se me metían en casa a zamparse mis latas de judías y, para colmo, exigían una sesión de sexo sorprendente y novedoso, sin importarles un bledo que me quedara embarazada, porque claro, a ellos les gustaba natural, sin impermeable. Le preparé a Frank una taza de café instantáneo y cuando se quedó dormido le eché una manta por encima y apagué la luz. Yo me quedé en la butaca, repasando el año y medio que llevaba en Londres, los hombres que había conocido en ese tiempo y el hartazgo que me producía tener que mantener los tacones y la cara impecables para cuando llegara el Don Perfecto que se suponía que tenía que llegar algún día".    

Trilogía Las chicas de campo.
Edna O'Brien.
De Bolsillo. 

martes, 15 de noviembre de 2022

El sello


 Feliz 101 aniversario.

jueves, 10 de noviembre de 2022

El día de las librerías es todos los días


Dicen que en un rato es el día de las librerías, pero debe ser que nos estamos acostumbrando a que haya un día para todo, o un día para cada cosa, que no es lo mismo pero es igual, como decía la canción. O tal vez es que el día de las librerías está pensado para aquellos que solamente ese día van a las librerías. Bueno, que me enrollo. El caso es que para algunos todos los días son fiesta y todos los días son un buen día para adentrarse a la aventura en una librería. Algo que les recomiendo. Se pueden encontrar sorpresas fantásticas y maravillas de todo tipo. Son buenas para los días malos y una alegría en los días tristes. Si hay que celebrar se celebra. Si hay que remontar de una decepción o de un desenamoramiento, a la librería. Hay librerías para cada caso y para cada cosa. Y lo mejor, sorpréndanse: hay libros, muchos libros, libros a la medida de cada cual. Libros para amantes, libros para náufragos, libros para solitarios, libros para ornitománticos... Libros, libros, libros. 
En la fotografía que acompaña, entre el abigarramiento, también hay libros. Es una librería de mi barrio de Atenas. ¿Que por qué es mi barrio? Porque me peta, aunque solamente haya estado en la capital griega en dos ocasiones y unos pocos días cada vez. Y porque me gusta. Y además es el lugar con más librerías por kilómetro cuadrado que he conocido nunca.
Es el Barrio de Exarchia. Quien lo probó lo entiende. Quien lo caminó lo sabe.
Pero otro día, con más tiempo, hablaré de él y de sus gentes. 

   

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Café

Podría poner aquí una imagen bucólica y campestre, optimista, cercana a la felicidad que proporciona un paseo por el bosque o la contemplación del mar, pero es que siguen bombardeándonos con escenas de guerra, misiles balísticos entre Coreas y otras amenazas. Además parece que estamos inmersos en una cumbre del clima, que más bien parece una depresión, y para colmo ha aparecido de nuevo en nuestras vidas de esforzados televidentes un fantasma del pasado con tupé amarillo y voz meliflua hasta el hartazgo a consecuencia de no sé qué elecciones, en las que muchos indocumentados juegan sin contemplaciones con nuestras vidas.  
Así que prefiero, por hoy, poner una fotografía de un lugar que, a veces, puede parecer la última esperanza, el caravasar añorado, el albergue de los perdedores. El lugar en el que detenernos antes de que, por fin, nos extingamos repletos de buenos deseos.  

martes, 8 de noviembre de 2022

Retrato con poeta al fondo

Siempre que voy a Soria me gusta tomarme un café en el Círculo de Recreo (o Casino) de la ciudad porque me agrada el sitio y por ver donde se solazan o solazaban los burgueses del lugar. Esta vez el amigo Gabriel, que de fotos sabe un rato, me tomó ésta en las dependencias destinadas a los socios (previo permiso de acceso, claro) con un poeta paisano al fondo.
¡Ay, Gerardo Diego, Gerardo Diego!

viernes, 4 de noviembre de 2022

El Museo de la Acrópolis


Museo de la Acrópolis de Atenas.
La convivencia entre seres animados e inanimados, entre los seres del ahora y del pasado.
El vértigo del tiempo.


miércoles, 2 de noviembre de 2022

Argentina, 1985


El día 31 de octubre, ha sido entronizado, parece ser, como el Día de Reparación a las víctimas del franquismo o algo así. Supongo que en este tipo de acontecimientos y fechas señaladas se va más a la excusa que al fondo. Y es que la reparación no debe tener fecha pero sí debe tener tiempo. Todo el tiempo del mundo. Algo que aquí se suele tapar con paños calientes.
Para celebrar ese día, no obstante, me fui en León a ver la película “Argentina 1985”, que cuenta el atrevimiento que tuvieron allí para juzgar a la cúpula de dictadores (que es lo mismo que asesinos) que asolaron durante siete años, aunque fueron más, aquel país hermano.

Y digo atrevimiento, arrojo o valentía, que es lo que ha faltado aquí.

La película se centra en las figuras históricas de los fiscales Strassera y Moreno Ocampo, pero con la fotografía que acompaña prefiero recordar al trabajo callado y que raramente se recuerda de sus jóvenes ayudantes. Tengo para mí, aunque puedo equivocarme, que fue precisamente esa labor animosa, junto a otras que no se ven reflejadas adecuadamente en la película, la que convenció a los protagonistas mencionados para saber que podían llegar y que el reto no era una entelequia.

El otoño en León





Por múltiples razones casi nunca llegábamos. El otoño en el norte de León siempre nos sorprendía en otro lugar. Un amigo nos decía, mientras apurábamos los últimos días en Atenas, que el pueblo estaba espectacular. Por eso, casi tres semanas después no confiábamos en contemplar el esplendor de colores en el paisaje y la paradoja de la agonía de los árboles lloviendo sobre los caminos. 
Ayer, por fin, pudimos recorrer durante unas horas este otoño tan particular.