El día 31 de octubre, ha sido entronizado, parece ser,
como el Día de Reparación a las víctimas del franquismo o algo así. Supongo que
en este tipo de acontecimientos y fechas señaladas se va más a la excusa que al
fondo. Y es que la reparación no debe tener fecha pero sí debe tener tiempo.
Todo el tiempo del mundo. Algo que aquí se suele tapar con paños calientes.
Para celebrar ese día, no obstante, me fui en León a ver
la película “Argentina 1985”, que cuenta el atrevimiento que tuvieron allí para
juzgar a la cúpula de dictadores (que es lo mismo que asesinos) que asolaron
durante siete años, aunque fueron más, aquel país hermano.
Y digo atrevimiento, arrojo o valentía, que es lo que ha
faltado aquí.
La película se centra en las figuras históricas de los
fiscales Strassera y Moreno Ocampo, pero con la fotografía que acompaña
prefiero recordar al trabajo callado y que raramente se recuerda de sus jóvenes
ayudantes. Tengo para mí, aunque puedo equivocarme, que fue precisamente esa
labor animosa, junto a otras que no se ven reflejadas adecuadamente en la
película, la que convenció a los protagonistas mencionados para saber que podían llegar y que el reto no era una entelequia.
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