Siempre que voy a Soria me gusta tomarme un café en el Círculo de Recreo (o Casino) de la ciudad porque me agrada el sitio y por ver donde se solazan o solazaban los burgueses del lugar. Esta vez el amigo Gabriel, que de fotos sabe un rato, me tomó ésta en las dependencias destinadas a los socios (previo permiso de acceso, claro) con un poeta paisano al fondo.
¡Ay, Gerardo Diego, Gerardo Diego!
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