Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

martes, 28 de febrero de 2023

La chica tranquila


Si a usted no le asusta la poesía ni el buen cine destilado con delicadeza y si, además, es amante de las inmensas historias pequeñas, porque es capaz de identificarlas a la primera, entonces esta película irlandesa rodada en gaelico es apropiada para su vista, su gusto y su olfato. Porque en ella podrá descubrir a la buena gente adolorida con las suficientes aptitudes para identificar a los colchones viejos que lloran, para reconocer que las pocas palabras son a veces las palabras justas y para vislumbrar allá, a lo lejos, caballos en alta mar. 

viernes, 24 de febrero de 2023

Stella Stevens

 Stella Stevens. 1938-2023.

Uno siempre quiso ser Jason Robards en "La balada de Cable Hogue".


jueves, 23 de febrero de 2023

Lolita en Teherán


[...] Imaginemos a una de las chicas, por ejemplo a Sanaz, cuando sale de mi casa; sigámosla hasta su punto de destino. Se despide, se pone el manto y el pañuelo negros sobre la camiseta naranja y los tejanos; con el pañuelo se tapa el cuello para ocultar sus grandes pendientes dorados. Se remete los mechones de cabello suelto debajo del pañuelo, guarda las notas de clase en su enorme bolso, se lo cuelga del hombro y sale al vestíbulo. En la escalera se detiene un instante para ponerse los guantes negros de encaje y ocultar sus uñas pintadas.
La seguimos escalera abajo hasta la puerta y la calle. Se puede advertir ya que su paso y sus gestos han cambiado. No le conviene ser vista, oída ni observada. No camina erguida, sino con la cabeza gacha; no mira a los demás transeúntes. Anda con rapidez y determinación. Las calles de Teherán y de otras ciudades iraníes están tomadas por milicianos de ambos sexos, quienes patrullan armados en grupos de cuatro en Toyotas blancos, a menudo seguidos por un minibús. Son la sangre de Dios. Recorren las calles para que mujeres como Sanaz lleven el velo debidamente, no vayan maquilladas y no paseen en público con hombres que no sean miembros de su familia cercana. Mientras tanto, Sanaz pasará ante consignas escritas en las paredes, citas de Jomeini y de un grupo llamado Partido de Dios: los hombres que llevan corbata son lacayos de los americanos; el velo es la protección de la mujer. Al lado de la consigna hay un dibujo al carbón de una mujer: el óvalo de su rostro carece de rasgos y está envuelto en un chador oscuro. Hermana, vigila tu velo; hermano, vigila tus ojos.
Si sube a un autobús, los asientos están divididos en dos áreas. Debe entrar por la puerta de atrás y sentarse en los asientos traseros, destinados a las mujeres. No obstante, en los taxis, que aceptan un máximo de cinco pasajeros, hombres y mujeres se apiñan como sardinas en lata, como suele decirse, y lo mismo ocurre en los minibuses, donde, según se quejan muchas alumnas mías, hombres barbados y temerosos de Dios las acosan.
También podríamos preguntarnos en qué piensa Sanaz mientras recorre las calles de Teherán. ¿En qué medida esa experiencia la afecta? [...] ¿Compara su situación  con la de su madre cuando tenía su misma edad? ¿Está enfadada porque la generación de su madre podía recorrer las calles libremente, disfrutar de la compañía del otro sexo, ser policía o piloto y vivir con leyes que, en cuanto a la situación de la mujer se refería, se hallaban entre las más avanzadas del mundo? ¿Se siente humillada por las nuevas leyes, por el hecho de que la edad para contraer matrimonio se redujera, después de la revolución, de los dieciocho a los nueve años o porque la lapidación fuese, una vez más, el castigo para el adulterio y la prostitución?
En casi dos décadas, las calles se han convertido en zonas de guerra donde meten en coches patrulla a las mujeres jóvenes que desobedecen las reglas; las llevan a la cárcel, las azotan, las multan, las obligan a limpiar los retretes y las humillan y, apenas quedan en libertad, vuelven a hacer. ¿Sanaz es consciente de su poder? ¿Se da cuenta de lo peligrosa que puede ser cuando cada uno de sus gestos indebidos se convierte en una alteración del orden público? ¿Piensa en lo vulnerables que son los guardias de la revolución, que durante más de dieciocho años han patrullado las calles de Teherán y han tenido que soportar a jóvenes como ella y de otras generaciones paseando, hablando, enseñando un mechón de su cabello solo para recordarles que ellas no se han convertido?
Hemos llegado a casa de Sanaz, en cuya puerta la dejaremos, quizá para enfrentarse a su hermano al otro lado del umbral o tal vez para pensar íntimamente en su novio.
Esas chicas, mis chicas, tenían una historia real y otra inventada. Aunque provenían de ambientes distintos, el régimen que las gobernaba había intentado convertir la identidad y la historia personal de cada una de ellas en algo irrelevante. Las había calificado de musulmanas y jamás se librarían de esa etiqueta.
Fuésemos quienes fuésemos, y sin que realmente importara a qué religión pertenecíamos, ni si deseábamos llevar velo u observábamos ciertas normas religiosas, nos habíamos convertido en las criaturas de los sueños de otro. Un adusto ayatolá, un sedicente rey filósofo, había acabado gobernando nuestro país. Había llegado en nombre del pasado, de un pasado que, según él, le habían robado. Y ahora quería recrearnos a imagen y semejanza de ese pasado ilusorio. ¿Podía servir de consuelo pensar, y deseábamos recordarlo siquiera, que lo que nos hizo fue lo que le permitimos que hiciera?

Leer Lolita en Teherán.
Azar Nafisi.
Nefelibata. Duomo Ediciones.          

lunes, 20 de febrero de 2023

La Grenouillère



En 1869, Monet y Renoir, en el mismo día pintan codo con codo sendos cuadros con el mismo motivo en un balneario al que suelen acudir con frecuencia llamado La Grenouillère.
Aparentemente se trató de un día de amable competencia entre amigos en el que cada uno pretendía captar una impresión del momento y del lugar. Y, en efecto, más allá de la técnica, más nerviosa en Monet y más detallada en Renoir, cada una de las pinturas refleja fielmente la individualidad, la personal visión de cada uno de ellos sobre un lapso de tiempo único e irrepetible. 


  

miércoles, 15 de febrero de 2023

Sherpas


En 1909, el pensilvano Robert Peary asegura ante el mundo que ha logrado llegar al Polo Norte. Una afirmación incomprobable, seguramente mendaz, pero que -en su momento- es tomada muy en serio. De hecho, es la noticia que lleva a Roald Amundsen a cancelar una serie de complejos planes que lo conducían hacia el Ártico y anunciar que el Polo Sur será la meta de su próxima expedición. El 14 de diciembre de 1911, entonces, Amundsen clava la bandera azul y roja de su patria en el punto más austral del planeta, ahí donde se cruzan todos los meridianos. Un estadounidense en el norte; un noruego en la Antártida.
¿E Inglaterra? Nada. O peor que nada: la epopeya trágica de Robert Scott, que llega al Polo Sur cinco semanas tarde y después muer congelado con otros cuatro ingleses en medio de la nulidad antártica. "Estas ásperas notas y nuestros cadáveres deberán contar la historia", escribe Scott en la última entrada de su bitácora. Es como si el dios anglicano hubiese abandonado  las islas con la muerte de la Reina Victoria.
Al menos hasta que el aristócrata Francis Younghusband proclama que aún queda una porción del mundo para desvirgar con el pabellón del imperio: el Monte Everest debe ser el enésimo hogar de la Union Jack. El asunto se transforma en cuestión de Estado. En 1921 parte una primera expedición. El montañista George Mallory es miembro del equipo.
Estudian el terreno, anotan las dificultades, deciden volver y prepararse mejor. Al año siguiente hacen un segundo intento. Un grupo llega hasta los ocho mil trescientos metros. Está por comenzar la temporada de monzones. Cae un alud. Durante unas horas reina el caos. El grupo expedicionario envía un breve mensaje al Campamento Base para tranquilizar a sus compañeros: "All the whites are safe", dice. Siete sherpas mueren sepultados por la nieve.
Pasan noventa y tres años: 18 de abril de 2014, entonces. Otra avalancha. Catorce mili toneladas de hielo; dieciséis muertos. Todos sherpas también.   

Dos Sherpas.
Sebastián Martínez Daniell.
Jekyll & Jill/ Serie Pool Access/1.


lunes, 13 de febrero de 2023

Lechuza

Puntual a la cita,
desde mi ventana
la veo cruzar
todas las noches,
silenciosa,
alba,
como alma
en busca de un cuerpo
o la muerte
rondando.

                                MCH

domingo, 12 de febrero de 2023

Laguna Colorada


Cuando dejas atrás el Salar de Uyuni en dirección a la frontera con Chile te topas con el magnífico paisaje de la Laguna Colorada, uno de los más hermosos que pudimos saborear en nuestro periplo de 2011 por Bolivia y Perú. Si alguna vez necesitara perderme por algún lugar, que sea entre flamencos y gaviotas andinas cerca de aquí o a la sombra del volcán Licancabur.

viernes, 10 de febrero de 2023

Alturas de Machu Picchu


El Huayna Picchu es ese monte con cierto parecido al Pan de Azúcar de Río de Janeiro que aparece en la parte de atrás de las clásicas fotografías de las ruinas de Machu Picchu en Perú. Subir al Huayna tiene su aquel. No solo porque hay que madrugar para entrar dentro del cupo de personas que pueden hacerlo en el día, sino porque requiere de constancia y de paciencia en el caminar. Cerca de su cumbre todavía pueden verse edificios del mismo tipo a los que dejas atrás, en las famosísimas ruinas. 
Era 2011 y en las horas que pasamos allí nos hizo sol, llovió, tuvimos niebla y contemplamos el arco iris más maravilloso que nos ha cabido en suerte. 

lunes, 6 de febrero de 2023

Inisherin


Si una película como "Almas en pena de Inisherin" no pone en duda la existencia de seres fantásticos como las "banshees" y las muestra andando por los caminos de Aran con toda su malevolencia, tampoco tiene por qué dudar de los dolores del alma, de la desesperanza y del miedo a gastar en salvas lo que te queda de vida. Algo que sin duda puede hacer más daño que un dedo cortado. 
Partiendo de esa dualidad que contrapone lo fantástico y lo real, creo que no es desatinado mirar hacia el infierno de la Isla Grande desde nuestros pequeños infiernos, en los que lo cotidiano se descompone cuando lo que estaba bien ayer se convierte en una pinta de cerveza negra en soledad.
Y entonces es cuando no queda otra que quemar las naves.

domingo, 5 de febrero de 2023

Cita con mujer hermosa

Casarse con una mujer por su belleza no tiene más sentido que comerse un pájaro por su canto.

Charles Frazier. 
Could Mountain.

sábado, 4 de febrero de 2023

Castro Valnera


Hace muchos, muchísimos años que no subo al Castro Valnera. Pero hubo un tiempo en que íbamos de forma habitual. Siempre en invierno y con nieve. En primavera y en verano preferíamos Peña Sagra o el Macizo Central de los Picos de Europa. 
Lloviera o hiciera sol, los viernes a media tarde tomábamos el autobús a San Roque de Riomiera y, una vez allí, tirábamos para arriba carretera adelante hasta unos invernales que había en la subida al puerto de Lunada. Quien conozca aquello sabrá que eran unos cuantos kilómetros de caminata. Los suficientes para llegar de noche, acomodarnos en alguna de las cabañas y dormir unas cuantas horas hasta el día siguiente. Entonces se podía dormir en las cabañas. Los dueños no ponían pegas y nosotros respetábamos. Creo que ahora nada es igual.
Todo empezó con un fracaso que pudo costarnos algo más que el honor de subir al Castro. En la primera ocasión ascendimos sin conocer el terreno y a expensas de un compañero que decía haber subido más de una vez. Quizá era verdad, pero se equivocó y nos condujo hacia una zona escarpada en mitad de una tormenta de nieve que, por momentos, no nos dejaba ver nada ni hacia arriba ni hacia abajo. Lo pasamos mal y aquello pudo haber sido muy serio. Con mucha suerte conseguimos retirarnos  y volver a los invernales. Pecamos de inexpertos, de confiados y de ingenuos. Pero lo que no te mata te hace aprender.
Hubo otros intentos y otros fracasos. Y aprendimos. Conservo alguna fotografía en blanco y negro hecha desde la cumbre, y también otras de grupo, posando en la cima,  con esos colores desvaídos que tenían las instantáneas que hacíamos allá por los ochenta, a nuestros veinte años.

miércoles, 1 de febrero de 2023

MalÍ


En el año 2001, recién caídas las Torres Gemelas, Sol y yo viajamos con otros amigos a Malí y a Burkina Faso. No sé si es porque era la primera vez que pisaba el continente africano o por qué, pero guardo un recuerdo de aquellos días tan profundo que nunca más me ha vuelto a suceder en ningún otro lugar de África, pese a las bondades de otros países.
Hay multitud de anécdotas y multitud de sonrisas detrás de aquel viaje. También algunas amigas que conocimos allí y otra gente que nos gustaría volver a ver alguna vez pese al tiempo transcurrido y a los desmanes que en esos lugares sucedieron más tarde, o quizá por eso. Recuerdo que en aquellos días solamente vimos a un tipo de aspecto inofensivo con una camiseta de Bin Laden, pero los sucesos de Nueva York realmente estaban ocurriendo en otra galaxia. 
Seguimos siendo "tubabus" (como nos llaman allí a los europeos de raza blanca) e incluso a veces todavía continuamos guardando algo de "petits blancs" (mochileros pobres) en nuestras alforjas.
La fotografía tiene un algo de cursi y de postal desvaída de 100 años antes pese a los evidentes ropajes de (casi) ahora, pero a mí me gusta. A saber qué nos estábamos contando mi chica y yo.