Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

martes, 25 de agosto de 2020

El río de la vida


Por este paseo a la orilla del río Níger se llegaba al Hotel Kanaga en Mopti. Allí nos alojamos durante los días que estuvimos en la ciudad antes de embarcar para Tombuctú. Si algo recuerdo de entonces es la algarabía de niños en rudimentarias sillas de ruedas y triciclos que nos esperaban en la puerta del hotel cada vez que salíamos a recorrer las calles. Ellos nos hablaban de la enfermedad que les había postrado en aquellos vehículos, pero también nos contaban otros aspectos de su vida y preguntaban, sobre todo preguntaban, con curiosidad de niños, por nuestros avatares y nuestros orígenes.  
Hoy leo en la prensa y escucho en los telediarios que la Organización Mundial de la Salud ha declarado a África libre de la poliomielitis. Y ya ven, me da por acordarme con ternura de aquellos chavales y de sus sonrisas, tan grandes como los meandros del río, tan anchas como la distancia entre sus orillas. 

lunes, 24 de agosto de 2020

Herrerillo


Entre tú y yo hay una enramada,
una ventana tan misteriosa
y tan irregular como un claro en el bosque,
una forma distinta de mirar los árboles, 
un punto de vista nada común,
un temor irreprochable,
una distancia de resguardo,
un lenguaje que desconozco,
una sombra de pájaro,
un suave roce alado
y el vuelo que nunca alcanzo.

sábado, 8 de agosto de 2020

El perfil del aire III


Por las columnas del aire
asciende la mar
hasta tus ojos
y los míos.

miércoles, 5 de agosto de 2020

Un valle en Kirguistán


Hace aproximadamente un año estábamos ahí, mirándole la barriga a las nubes y su amplia falda, verde o blanca, a los montes. Nuestros pasos sembraban edelweiss entre la hierba y las yurtas nos esperaban al fondo de cada valle. Cruzábamos entre caballos kirguises y un mirlo acuático esperaba con paciencia infinita a que dejara de fotografiarlo.
Hoy todo aquello es el hueco hermoso que vive entre la memoria y la melancolía. 

martes, 4 de agosto de 2020

Ni siquiera los muertos


Mientras habla, mientras su voz cae con las primeras sombras de la noche, Juan ha dejado de mirar a los prisioneros. Prefiere examinar, uno a uno, el rostro de los indios que escuchan a Diego de Daga. Indios que aprueban, indios que se embelesan, indios que ríen. Indios que cierran serenamente los ojos, como transportados o mecidos por sus palabras. Incluso indios que cantan, cubriendo con sus canciones los lamentos y los gritos. Entre todos esos indios pacíficos, satisfechos, comprensivos, sólo unos ojos dolorosamente abiertos. Sólo una expresión de horror. Es una india de piel atezada; una india que tal vez le recuerda vaga y dolorosamente a alguien. Tiene la boca entreabierta. como petrificada en un rictus de pavor: un gesto en el que no hay sorpresa sino sólo la constatación de algo que ya se sabe y no por ello es menos intolerable. Ella tampoco mira a los prisioneros. No mira a los indios. No mira al cielo. Sólo mira hacia atrás. Lo mira a él. Dentro de él. Quién sabe si a través de él. Mira de un modo terrible, como se miran las cosas terribles que han sucedido y las cosas más terribles aún que están por suceder; unos ojos de los que se ha evaporado toda voluntad y toda belleza, que han visto el horror y están llenos de él y son por tanto insoportables de mirar, o que tal vez han visto el horror y por eso mismo están vacíos y ese vacío es aún más insoportable. Ojos que ya no reflejan nada, que son lo que queda de la compasión cuando se le borra la fe; la libertad cuando se le resta la justicia; la voluntad cuando carece de manos y voz. La esperanza menos la esperanza.

Juan Gómez Bárcena.
Ni siquiera los muertos.
Editorial Sexto Piso.  

lunes, 3 de agosto de 2020

Migraciones reales

Háganme caso, tantos estorninos no pueden estar equivocados.
Hasta para los Borbones llega el tiempo de las migraciones. 



Volver al pueblo


La mayoría de las veces te envuelve la calma 
como un chal de hojas nuevas y flores
y no llegas a advertir que eso que escuchas
de forma tan nítida es, precisamente, el silencio. 

domingo, 2 de agosto de 2020

El perfil del aire II


Y de pronto cruzo por el rumbo de tus ojos,
esquivo,
sin que me toques.