Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago
sábado, 29 de junio de 2019
El dedo sobre el mapa
Partir está al alcance de la mano
y el destino importa poco.
Para dar la vuelta al mundo basta
con poner un dedo sobre el mapa.
Herme G. Donis
jueves, 27 de junio de 2019
Villaeles
Villaeles de Valdavia- Palencia.
Hacía más de cuarenta años que no pasaba por allí, pero todo sigue más o menos igual. Hay otro bar frente a la fonda en la que solíamos pernoctar. Más allá, como entonces, se extienden los campos en los que mi padre, mi tío y mis primos con sus perros y sus escopetas acechaban detrás de perdices, codornices y liebres.
Yo, por mi parte, nunca fui aficionado a la caza, pero ya sentía la pulsión de viajar y caminar por bosques y montes. En aquellos días llegar a Villaeles, tres personas y dos perros en un seiscientos era algo parecido a una odisea.
Recuerdo que yo iba de morralero, siempre detrás de la escopeta de mi padre o de mi primo, por si se escapaba algún tiro.
Por entonces me leí las obras de Miguel Delibes sobre su amor por la caza, pero jamás me llegó suficientemente la parte que hablaba del acto de matar. Me quedaba más bien con las hermosas descripciones de la planicie castellana.
Recuerdo que yo iba de morralero, siempre detrás de la escopeta de mi padre o de mi primo, por si se escapaba algún tiro.
Por entonces me leí las obras de Miguel Delibes sobre su amor por la caza, pero jamás me llegó suficientemente la parte que hablaba del acto de matar. Me quedaba más bien con las hermosas descripciones de la planicie castellana.
Acompañé a mi padre durante dos o tres años y con él viví algunas de las vicisitudes, las conversaciones y las baladronadas de los cazadores, muy dados ellos a contar historias exageradas y hazañas que difícilmente pudieron ocurrir.
Luego me hice mayor y descubrí que había otros mundos y cambié el morral de los bocadillos por mochila en la que no cabían animales muertos ni cartuchos ni cartucheras.
Para entonces mi padre había dejado de cazar.
sábado, 22 de junio de 2019
Caminos cruzados
Apamea (Siria) 2009.
Entonces éramos la vida, caminos que se cruzan,
paralelos y meridianos en un orbe al alcance de nuestra voluntad y de nuestros sueños.
Éramos el abrigo para la lluvia en medio de la ciudad milenaria.
Éramos el espejo en el que mirarnos siempre.
Siempre.
(Para Conchita y Amelia, in memoriam)
Siempre.
(Para Conchita y Amelia, in memoriam)
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Mientras cenan con nosotros los amigos,
Siria
viernes, 14 de junio de 2019
La balada de Mary Burns
Mientras Marx y Engels redactan el Manifiesto Comunista
y un fantasma voraz recorre Europa, la olvidada Mary Burns
camina desde los arrabales hacia la fábrica
por calles oscuras que flanquean edificios de ladrillo rojo
y humo negro.
Sus manos, a los veintitantos años, son grietas de hilos de
algodón,
estigmas tan rotundos como el frío de la madrugada
o la línea de ferrocarril que atraviesa los campos silenciosos
entre Liverpool y Manchester.
Mientras Marx y Engels transforman en palabras visionarias
el hacinamiento y las enfermedades
de aquellos que malviven como Mary Burns,
ella labora quince horas al día al fondo de un barracón
entre telares,
y el estruendo que provoca el hambre,
entre penurias de paños grises,
en el estupor preciso del alcohol,
frente a un horizonte de cadáveres que llegan a la muerte
con la puntualidad de las sirenas que cierran la jornada,
con la rutina de los días incoloros y la miseria entendida
como uno más de los medios de producción.
Mientras Marx y Engels hacen acopio de razones para la
revolución,
Mary Burns como Virgilio conduciendo a Dante de la mano,
es quien les regala las razones, una a una, golpe tras golpe,
cuando muestra a los insignes alemanes,
entre talleres, cuartuchos y vertederos,
la verdadera y única faz de los infiernos.
MCH
jueves, 6 de junio de 2019
Al vent
En 1968 Raimon cantaba Al vent en este mismo lugar ante una infinidad de estudiantes.
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