Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

martes, 10 de septiembre de 2024

Morandé 80




Hay unas imágenes icónicas del 11 de septiembre de 1973 en Santiago de Chile en las que, por la puerta del Palacio de la Moneda que da a la calle Morandé 80, se ve salir al presidente Allende, armado y con casco militar, acompañado de varios miembros del GAP (Grupo de Amigos Personales). En realidad, su escolta. Tanto el presidente como sus guardaespaldas miran al cielo; se supone que atentos al vuelo de los aviones golpistas que estaban atacando el palacio presidencial. Muy poco tiempo después muchos de ellos, incluido Salvador Allende, estarían muertos.
En febrero de este año visité por tercera vez en el lapso de casi veinte años los alrededores del Palacio de la Moneda. Y digo los alrededores, porque esta vez tampoco pude entrar a visitar su interior. Diferentes circunstancias lo han hecho imposible en cada ocasión. La primera porque estaba un montón de gerifaltes reunidos con ocasión del famoso "¿por qué no te callas?" de un rey al que nadie había elegido hacia el presidente democrático de un país latinoamericano. En la segunda hubo otro evento que no recuerdo, pero que también impedía el paso a los turistas visitantes. Y la tercera por la cerrilidad de una encargada del acceso que no respondía a estímulos ni a explicaciones razonables que me producen hastío contar.
Mientras me alejaba esta última vez precisamente por la calle Morandé, prometiéndome no intentarlo jamás por muchas veces que regresara a Santiago, me decía a mí mismo que ojalá hubieran tenido el acceso tan difícil como yo aquellos que, a partir de ese 11 de septiembre, inundaron de sangre Chile y de dolor también a los que desde esta parte del mundo añoraban la libertad que allí estaban perdiendo.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario