Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

lunes, 30 de diciembre de 2024

Certidumbres


Supongo que son las incertidumbres realmente las que nos permiten caminar. Las que nos obligan. El ansia por conocer, por saber qué hay detrás de la oscuridad o del silencio. El final de un año y el comienzo del siguiente no deja de ser una convención de nuestros horizontes humanos. Una de las ficciones que necesitamos para no caer en fosos de dragones, que es lo mismo que el intento de solapar nuestros miedos, pero no nuestros recelos. Vamos caminando con ellos como quien navega solitario por el mar de las dudas.  

Desde tal punto de vista los deseos, y más los que se enumeran en estas fechas de frontera, no son otra cosa, me parece, que pequeños brindis al sol. No obstante, como yo también, por suerte, me veo acuciado por el pecado de incertidumbre, espero que la curiosidad por lo cercano y por lo infinito no nos abandone, que la perplejidad no nos confunda, que descubramos siempre a tiempo la faz de los que nos dañan, y también que no olvidemos nunca la cercanía de quienes nos quieren, los que están y los que se fueron, mientras intentamos encontrarlos en el recuerdo de las risas y los gestos de cuando estaban vivos.

Que aprendamos a perder y que ganar nos sirva de lección para no ser humillados ni humillar.

Y que si los vientos no son buenos...
Sean.
Y mientras tanto, que maese Nicola Matteis nos acompañe.
Y con él dancemos la Ciaccona las jornadas que nos queden.

    

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