Tomo prestado el título de la novela de Gonzalo Torrente Ballester porque en este caso es verdad todo salvo aquello que es literatura. E incluso, si hiciéramos literatura, habría partes que también serían verdad. De todo lo anterior, lo cierto es que esta princesa de La Habana ya estuvo en esta República en la que vivo hace casi 11 años. 11 años menos un mes para ser casi exactos.
También es verídico que viene con intención de ir a la escuela para averiguar qué es lo que quiere ser en realidad cuando tenga algunos años más, porque lo de ser princesa todo el rato cansa mucho y con el tiempo se va perdiendo el interés.
Así que aquí nos vemos, de edecanes a nuestra edad, el tiempo que sea necesario. Al menos hasta que el rey y la reina madre puedan abandonar sus obligaciones.
Mientras tanto, dejémosla soñar unos instantes.
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