Frente a la Acrópolis de Atenas se levanta un pequeño cerro que llaman Colina de Filopapo o de las Musas. La vista desde allí es espléndida, pero aún lo es más que las mencionadas musas se transfiguren en mosquiteros y macaones bailando alrededor de tus ojos. Tal vez, por fin, con su ayuda, termine por escribir algún día, remedando a los buenos deseos de la canción del Sabina, el poema más hermoso del mundo. O no.
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