A AMPARITXU
Si yo anduviera solo
mil veces me hubiera perdido en los caminos.
Mil amigos
me han llevado de la mano a lo que hoy digo.
Mil razones
me enseñaron a entender lo que distingo.
Doce libros,
muchas horas dando vueltas a lo mismo
y el abismo
de pensar por pensar, gira tornillo...
Y venían los amigos
a ayudarme, pero yo, terco en lo mío.
Fue Amparito,
de repente real, de repente prodigio
materialmente fijo,
quien me salvo del caos cuando estaba perdido.
Hablo poco,
lo justo que con más poco hubiera valido.
Era el vivo
sentirme en los obreros compartido.
No era idea,
sino algo doloroso, real y bien sentido,
y por eso, desde entonces,
nos sentimos tan seguros, tan unidos,
Amparitxu
y este viejo burgués arrepentido.
Gabriel Celaya.
Cantos Iberos.
Ediciones Turner.
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