Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

martes, 1 de septiembre de 2015

Un día perfecto

Más allá de calidades cinematográficas, en las que no quiero ni debo entrar, hay pocas cosas que me causen más satisfacción que esos días en los que salgo del cine con buenas sensaciones y con la impresión de que me han contado una historia que consigue erizarme la piel. 
Que conste que Fernando León de Aranoa, director de "Un día perfecto" tiene por anticipado mis parabienes, tanto en sus trabajos cinematográficos como en los literarios, desde "Caminantes", "Los lunes al sol", "Barrio" o "Aquí yacen dragones".
En un día perfecto no tendrían que suceder muchas de las cosas que nos narra la película del mismo título. Sucesos, por otra parte, que no deseo desvelar por si alguien se siente atraído por la película; pero muy pocas escenas cinematográficas me han emocionado tanto como las que subraya la canción de Pete Seeger, "Where have all the flowers gone", al final de la cinta: la casa en ruinas, las miradas a través de los cristales del autobús, la abuela que camina tras sus vacas, el perro bajo la tejavana protegiéndose de la lluvia. Esa lluvia que todo lo complica y todo lo soluciona.

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