Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

lunes, 16 de marzo de 2020

Esto no es un diario II


Llueve mientras caminamos, pero lo raro es el silencio.
Me viene a la cabeza la novela de Cormac McCarthy titulada "La Carretera". Tal vez el apocalipsis no sea una verbena de fuego y explosiones sino más bien una tímida mañana eterna de silencio y ausencias.
Borro pensamientos funestos y regreso a casa para encerrarme voluntariamente. 
Tengo que hacer un trabajo sobre el poeta chileno Jorge Teillier para un encuentro que seguramente está suspendido por cuarentena. Suspendido en la inquietud como yo. 
Pero doy vueltas y vueltas y no sé cómo empezar. Hasta que me encuentro con esto:



Cuando todos se vayan

Cuando todos se vayan a otros planetas
yo quedaré en la ciudad abandonada
bebiendo un último vaso de cerveza,
y luego volveré al pueblo donde siempre regreso
como el borracho a la taberna
y el niño a cabalgar
en el balancín roto.
Y en el pueblo no tendré nada que hacer,
sino echarme luciérnagas a los bolsillos
o caminar a orillas de rieles oxidados
o sentarme en el roído mostrador de un almacén
para hablar con antiguos compañeros de escuela.
Como una araña que recorre
los mismos hilos de su red
caminaré sin prisa por las calles
invadidas de malezas
mirando los palomares 
que se vienen abajo,
hasta llegar a mi casa
donde me encerraré a escuchar 
discos de un cantante de 1930
sin cuidarme jamás de mirar
los caminos infinitos
trazados por los cohetes en el espacio.  

                                                                                            Jorge Teillier

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