Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

viernes, 20 de marzo de 2020

Esto no es un diario VI


Ayer hablé por teléfono con mi padre. Hacía mucho tiempo que no hablaba con él. Le dije que se cuidara. También comentamos cuestiones relacionadas con la huerta: De tomates, lechugas y esas cosas. Dejamos al margen temas más espinosos. No era cuestión. Para qué vamos a mencionar temas como la monarquía o la familia.
También me puse en contacto con otra gente a la que quiero pero con la que no hablo habitualmente. Era el momento de saber. Saber cómo nos defendemos de un enemigo que utiliza contra nosotros las arteras armas de la amistad y la cercanía. 
No quiero ser un "agonías", pero he comprobado que la actualidad me hace mal. Escuchar las noticias, leer el día a día me llena de angustia. Me voy a la cama con un nudo en la garganta y con la sensación amarga de que el cerco se estrecha. Cada vez comprendo más las bacanales del año 1000 o la vida disipada de los contadores de cuentos del Decamerón.

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