Escucho en la radio esta mañana la expresión "Paréntesis de Gutenberg". Es un término nuevo para mi que, de pronto, desata mi curiosidad, ya que un comentarista lo expresa relacionado con la ola de fanatismo de extrema derecha (por decirlo en infumables términos políticamente correctos) que invade el mundo. El periodista lo destaca al hilo de los porcentajes de jóvenes que manifiestan intenciones de voto parafascista.
Me pongo a leer sobre la significación del concepto y descubro que los iniciadores de la idea consideran que los 500 años aproximados desde la invención de la imprenta hasta nuestros días no dejan de ser eso, un paréntesis, una isla, en el desarrollo (¿desarrollo?) del ser humano. Antes existió la oralidad como forma de comunicación y ahora volvemos a lo mismo con el auge de la tecnología de internet. Parece que el futuro que pintan es el de seres ágrafos e iliterarios con la inmediatez por bandera. O al menos es lo que entresaco. Lo cual no deja de traslucir un paisaje sumamente lúgubre a mi entender.
Que Don Johannes nos pille irredentos a los acumuladores de libros.
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