Se llaman en alemán "Stolpersteine", que viene a querer decir "piedra con la que te tropiezas". Estas son de Bruselas y son con las que yo me tropecé. Probablemente haya más.
Cada vez que me las encuentro, en la ciudad que sea, me gusta hacerme con ellas fotográficamente hablando, porque detrás de cada una de ellas hay una historia, una tragedia y una memoria. Y cosechar stolpersteines es recordar. Una forma como otra cualquiera de no olvidar.



