Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

miércoles, 17 de marzo de 2010

Saint Patrick's day

Finnscéal

Seaclaíd na sagart a tugadh air. Bhí an tseacláid féin comh dubh le h-éide na sagart agus beagnach comh cruaidh leis an sagart ba chruaí a d’ionsaigh damhsa. Ach dá n-osclófá an tseacláid, ba léir duit báine taobh istigh den duibhe, agus boige laistigh den chruas; agus ba bháine í an bhoige sin ná an bóna ba bháine do chaith sagart ariamh; agus ba bhoige í an bháine sin ná an croí ba bhoige ‘bhí ag aon sagart ariamh i mbosca faoistine. Agus b’in é an fáth gur tugadh seacláid na sagart air.

Leyenda

Lo llamaban el chocolate del cura. Y era tan negro como una sotana y casi tan duro como el cura más duro que nunca la hubiera emprendido contra un baile. Pero cuando conseguías partirlo había dentro de aquella negrura una blancura muy blanca y una ternura muy tierna. Y la ternura era más blanca que un alzacuellos y la blancura más tierna que el corazón del confesor más tierno. Y por eso le llamaban el chocolate del cura.

Pearse Hutchinson. Dublín, 1927.


Hoy es la fiesta de Irlanda y supongo que los huesos de San Patricio (Padraig, para los gaelicos) se removerán en su tumba, allá donde quiera que esté, con el reciente (¿reciente?) descubrimiento de los abusos a menores en la verde y católica Irlanda de mi querer por parte de numerosos ministros del señor. La cúpula de la Iglesia Católica, tan proclive a esconder los “pecadillos” propios, ha tenido esta vez que reconocer, puesta ante la evidencia. Además lo penoso del caso es que, desgraciadamente, al Vaticano se le acumula el trabajo y me temo que tendrá que seguir entonando el “mea culpa”, dado que parece haber demasiadas ovejas descarriadas entre la clerigalla por toda la geografía del mundo, a juzgar por los casos que van apareciendo periódicamente.
La cosa no se significa por su gracia, pero es lo que tiene el celibato, que exige mucho control, y antes con las duchas frías y un cilicio bien administrado, tal vez, se sobrellevaba, pero desde que se pasaron de moda esas disciplinas (no digo yo que no haya quien todavía las use) la testosterona se le encabrita al más pintado, con clergyman o con capa talar.

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