La luz entra por la ventana de él poco después de que el atardecer se escape del alféizar de ella.
En las nubes viajeras que ven llegar recrean mensajes en clave y palabras secretas.
Palabras que el pensamiento de ella inicia y, a lo lejos, concluyen en los labios de él.
Para ambos el cinturón del Ecuador se adelgaza en un estricto régimen de nostalgia.
Son gente afortunada. Únicamente les separa la transitoria distancia de los mapas.
Hostias, con perdón, pero es que esto es buenísisisisimo...
ResponderEliminarDesde el sur de este Ecuador cada día más flaco, bajo nubes codificadas y melancolía.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande
Gisela
Hola Gi. Espero que todo se vaya arreglando en tu país. Muchos besos a tu familia.
ResponderEliminarIntento obligarme a no ser egoista, pero aquí tenemos ganas de verte.