Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

jueves, 24 de marzo de 2011

Caminar en los tiempos que corren


En Grecia, cuna de la democracia, los que tenían poder para elegir eran solamente unos pocos de las clases más altas (y seguramente se llamaban a sí mismos demócratas). El resto se conformaba con que el yugo no pesara mucho en su cuello.

En la Inglaterra de hace varios siglos, quizá la democracia más antigua de la edad moderna, no votaban todos. Aquello era sólo cosa de nobles y burgueses (que con toda seguridad estaban muy orgullosos de ser tan demócratas). El resto se conformaba con sobrevivir al hambre y a las pestes.

Con posterioridad aquello de ser demócrata se amplió. Todos los hombres pasaron a tener la posibilidad de ser demócratas.

Pero faltaban las mujeres que, generalmente, se ganaron su derecho a la democracia con dolores de mujer y muchas lágrimas.

Y entonces ya parecía la democracia universal y completa.

Pero no.

Desde entonces la realidad es apariencia y aquellos que detentan el poder han inventado innumerables formas de control social. En el censo estamos todos pero elegimos poco. Casi nada.

Y mientras tanto ellos, los del principio, se siguen llamando a sí mismos demócratas. Y están muy contentos de cómo funciona el mecanismo.



3 comentarios:

  1. Anda , que si vuelven Platón y Aristóteles !!!!!!!!!Raquel

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  2. Tambien somos solo unos pocos a los que nos preocupa. Ya se sabe, si tienes problemas, pon el salvame y se te pasa!
    Aisha

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  3. Y también se pueden dar un atracón de democracia pastelera. Sube el azucar y baja la dignidad. Besos.

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