Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

martes, 21 de mayo de 2019

El naranjo de la abuela

La abuela puso en un tiesto una pepita de naranja, que después guardó mi madre durante cierto tiempo. Luego la maceta acabó en mi casa y la plantamos en el jardín.
Durante varios años el árbol fue creciendo sin dar fruto.
Un día trajimos un limonero y fue en ese momento cuando el naranjo de la abuela comenzó a identificarse.

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