Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

miércoles, 22 de septiembre de 2021

Imperialismo

Me hace una gracia sarcástica el ostensible e interesado reduccionismo de algunos políticos, que  se suelen ver a sí mismos como audaces conductores de masas, cuando en materia poblacional se atreven a tomar la parte por el todo. De ese modo no tienen ningún complejo en arrimar el ascua a su sardina, si la sardina, claro está, cumple con sus presupuestos programáticos o los intereses de su bandería.

Ejemplos hay. Cuando un presidente de gobierno habla de españoles de bien que son, curiosamente, los que están de acuerdo con él, dejando claro de paso, cosa que está muy fea, que hay españoles de mal. O cuando un líder, necio hasta el tuétano, habla de los buenos españoles, que desde luego no son rojos, ni negros ni amarillos, demostrando que las paletas de colores no son lo suyo cuando se vive en el mundo del No-Do.

Toda esta digresión, yo creo que viene a cuento, tiene que ver con que hoy me he levantado con una buena noticia y con una mala noticia. Una tiene que ver con el B.O.E. y alguna especie que abandona el título de cinegética y la otra con el Consejero de Ganadería y no sé cuantas cosas más, además de Medio Ambiente (mitad de ambiente diría yo) de la región en la que vivo, que señala a propósito de lo anterior que hoy es un día triste para Cantabria.

Pero debe ser que yo de esto último no me he enterado porque salté de la cama esta mañana como unas castañuelas.

Va a ser que soy un cántabro de mal.     

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