Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Los rostros de Pompeya











Atravesar una ciudad muerta, acceder a las viviendas, a los talleres, a las tabernas, conlleva una sensación extraña. Pasas en silencio o, al menos, haciendo el menor ruido posible. Como si pisaras entre cristales. Como con el cuidado de no despertar a los dormidos. Y sin embargo no hay nadie. No hay nadie más allá de los turistas que todo lo inundan (o inundamos). Parece que los habitantes, todos, se hubieran ido por un rato a una fiesta en el pueblo de al lado. Y sin embargo ahí están, los rostros que te miran desde las paredes, tan cercanos, tan parecidos, tan familiares. Como si los hubieras visto hace un rato en el asiento de enfrente, en el vagón del tren que te ha acercado hasta allí.

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