Ahora que hay quien se empeña en minusvalorar el derecho al ocio de cada cual, va a haber que reivindicar también la hora del Ángelus. Ese espacio en la mitad del día que los prójimos celebramos como nos viene en gana. Como no somos mucho de rezos, bien está el vasito de vino y el pan con el chorizo. O lo que se tercie. Y que ustedes vayan con dios.
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