Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

miércoles, 27 de enero de 2010

De paso

Me dormí en un banco del parque frente al local sindical. Me desperté cuando Miño me sacudía con fuerza y con más energía que buena intención. Él molestaba mucho, carajo.
- ‘Ta bueno, pues, ya volví. Aquí estoy, ya no zarandee.
- A qué horas llegó, amigo, y qué tantas urgencias? –me dijo Miño, un anarquista gallego pa’ mi gusto demasiado bien trajeado.
- San Vicente está en Veracruz, lo tienen encerrado para deportarlo. Tenemos que averiguar dónde lo tienen y en qué barco lo van a mandar.
- ¡Ah, caray! ¿Y cuándo lo cogieron?
- No, cogerlo, que yo sepa no se lo cogieron, nomás lo agarraron.
- Usted siempre con tonterías. En mi pueblo se dice coger cuando lo cogen a uno.
- No, si aquí también, cuando se lo cogen a uno, se lo cogen a uno… A San Vicente, lo agarraron anteayer. Y ahora está aquí en Veracruz.
- Deje ver –dijo Miño rascándose la cabeza-. Lo de cuándo y en qué lo van a deportar, eso está fácil. Lo de dónde lo tienen también, lo vemos con los compañeros del sindicato de presos.
- Ah, carajo, que avanzados están aquí, que tienen hasta sindicato de presos.
Miño no me hizo mucho caso, y subió caminando las escaleras del local conmigo detrás. Pero de repente, me acordé de los caballos…
- ¡’Pérame! Tengo que arreglar lo de los caballos –le grité al gallego, que estaba empezando a hartarse de mí.
Los caballos estaban bien, y Miño sabía más cosas cuando llegué a verlo.
- Lo van a deportar en el AlfonsoXII , hasta la Coruña, directo a mi pueblo lo van a llevar…
- ‘Uta, qué mal asunto, si ahí se cogen a los cristianos…
- San Vicente es ateo, déjese de preocupar por eso. (…)



DE PASO
Paco Ignacio Taibo II

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