Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

jueves, 28 de enero de 2010

Haití

De pronto la solidaridad es una explosión de luz a la que acompaña un vértigo de dolor y de tristeza. Todo parece tan inmediato, tan cercano, como el miedo a sufrir en cabeza propia los golpes ajenos.
El problema es que el brillo de los televisores y las linotipias no permanece.
Cuando nuestra conciencia se duerme, la penuria y el sufrimiento siguen despiertos a demasiada distancia de nuestra memoria.
Haití tiene el dudoso honor de encabezar la lista de los territorios más desdichados de América.
¿Qué será de nuevo de su gente cuando el foco de la actualidad se apague?

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