Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

lunes, 3 de enero de 2011

Delatores

Lo que más recuerdo de la película titulada “La invasión de los ultracuerpos”, en la versión que protagonizaba Donald Sutherland, es a este actor, ya “ocupado” por el monstruo, delatando con ojos extraviados y el dedo índice en ristre a otros prójimos que todavía eran normales.

Si algo hay que me pudre en la paternalista ley antitabaco que se inauguró ayer es el ánimo que el gobierno está publicitando para que la población denuncie a aquellos que incumplen saliéndose del esquema.

Aunque el caso no sea comparable, el hecho en sí de acusar o descubrir o denunciar si lo es. Existen demasiados ejemplos pasados en este patio de vecindad como para que tales alientos gubernativos no acaben por rechinarme en los dientes.

Queda, no obstante, por ver si a este gobierno despavorido tales prácticas le gustan tanto en el caso de que al personal le dé por denunciar en serio y al alimón otro tipo de incumplimientos, promesas electorales incluidas.

2 comentarios:

  1. No sé por qué pero cada vez que entro en un bar desde hace unos días, no puedo quitarme de la cabeza al protagonista de una de las mejores pelis que he visto últimamente: La vida de los otros... Lo digo así por seguir con el tema cinematográfico.
    Por cierto, mi bisabuelo fumó desde los 12 años hasta los 98 que murió de viejo. Cuando no tenía tabaco fumaba hojas secas de las panojas. Eso sí, los coches los veía sólo cuando marchaba hasta Santander. No pensemos demasiado en ello, no sea que haya que prohibir el acercarse a las gasolineras.
    En fins, a lo que estamos llegando :S
    Un abrazo.

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  2. ¿Será posible? Ayer denuncié a un poeta sospechoso de fumar y de rojo y me dijeron que tenía que aportar pruebas de todo. Si no podemos denunciar con garantías ¿A donde vamos?

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