Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

domingo, 27 de enero de 2013

Camelot

Lo mejor contra la tristeza es aprender algo. Es un remedio que no falla. Puedes hacerte viejo, con temblorosa anatomía; puedes yacer despierto por las noches, escuchando el desordenado rumor de tus arterias; puedes perder el único amor de tu vida, puedes ver el mundo devastado a tu alrededor por locos malvados, o advertir que seres mezquinos hunden tu honor en las cloacas. Sólo hay algo que mitigue esos pesares: aprender. Aprender por qué el mundo se mueve, y qué es lo que le impulsa. Estudia, eso es lo que te conviene. Mira todo lo que hay que aprender: la ciencia pura, lo más bello que existe. Puedes aprender astronomía en una vida, historia natural en tres, y literatura en seis. Y luego, una vez que hayas empleado un millar de vidas en el aprendizaje de la biología, la medicina, la teología, la historia, la geografía y la economía, entonces será el momento en que puedas  comenzar a hacer una carreta con la madera adecuada, o podrás pasar cincuenta años aprendiendo a batir a tus adversarios en la esgrima. Luego, a empezar de nuevo con las matemáticas, y después será tiempo de que aprendas a arar la tierra.


Camelot
Terence H. White

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