Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

domingo, 17 de febrero de 2013

Fin del mundo

Que el Papa dimita es raro pero no es preocupante. El circo púrpura va a continuar, pues les va en ello su negocio.
Lo preocupante es cuando dimiten, sin prisa pero sin pausa, los pobladores de un país alicaído en el que lo rural cotiza a la baja, o directamente no cotiza.
Los que no se mueren en el abandono se van trasladando a las ciudades huyendo del crudo invierno y de la soledad.
Y los que a duras penas resisten parecen robinsones entre la nieve que, a falta de otra cosa, son  hasta capaces de perdonarse ellos mismos los pecados. 

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