Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

lunes, 8 de abril de 2013

Romper el hielo

      Morir es la putada más grande que se puede hacer a los amigos.

                                                                                     Yasmina Khadra.
                                                                                     Trilogía de Argel.


La primera noticia de que las cosas no iban a ir bien llegó con el ruido rotundo, seco y áspero de la plataforma de hielo al quebrarse; algo así como uno se imagina el crujido del espinazo de una ballena.
La segunda noticia se hizo patente cuando comprobó que no había nada sólido bajo sus pies. Entonces comenzó a bracear con la esperanza de transformar sus torpes manos en la punta de las alas de una gaviota, para salir de allí volando.
La siguiente y tercera noticia fue el descenso a los abismos y con ella la incredulidad de que aquello le estuviera pasando a él, cuando lo normal es que estas cosas solamente ocurrieran en los libros sobre expedicionarios al Himalaya, o en algunas historias de Julio Verne, que leía cuando era joven.
Luego, una vez que se le pasó el complejo de sardina metida en un bocadillo de miga de hielo, ya comenzó a hacerse cargo de su situación, preocupante aunque no desesperada. 
¿El entorno?. Amenazante
¿Desperfectos propios?. En principio, no
¿Arriba, los compañeros?. Nerviosos y agitados, pero en su sitio.
¿Cámara, prismáticos?. A sus pies, a punto de iniciar una zambullida en las gélidas aguas del mar de Barents.
¿La mochila?. Lo mismo.
Opta por tranquilizar a los de arriba y, después, recoger los efectos personales para que nada estorbe en el ascenso.
Comienza a trepar haciendo huecos en la nieve compactada con las botas, pero el asunto está complicado. 
Oye como le dicen que espere por si el hielo se fractura de nuevo.
Y oye a su amigo pedir auxilio en perfecto castellano a alguien que solamente entiende perfecto noruego.
Y por fin una soga asoma.

Lo que viene después, tras los agradecimientos y el cigarrillo del condenado, tras el temblor en las piernas y el dolor en el pecho y los mareos del miedo, es el pensamiento. Rememorar continuamente lo que no ha sucedido.

  

5 comentarios:

  1. "Solo se muere una vez. ¡Pero es por mucho tiempo!.Moliere."

    Es para aliviar un poco el susto tremendo que me has dado.........
    Raquel

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  2. "Mannen Som Smeltet Isen" ("El hombre que fundía el hielo")

    Sin haber vivido tu fría y subterránea experiencia, Bernard Minier titulo su libro "Bajo el Hielo" que es una denominación bastante gráfica. . .una vez allí, por debajo del hielo y rodeado por él, habiendo llegado de tan súbita manera como, digamos, no elegiste llegar, puede aplicarse el titulo de la novela de Camilla Ceder, “Grito en el Hielo”. . .seguro que en algún momento creíste que aquello era una asechanza (del destino. . .que tus enemigos no dan para tanto) como en “Trampa en el Hielo” de Kitty Sewell. . .y después del tenso momento, por unos segundos reina el mutismo y la discreción de tan frío escenario (“Silencio de Hielo” de Jan Costin Wagner). . .¡y arriba la libertad! (“Mas allá del hielo” Lincoln Child y Douglas Preston). . .y abajo confinado el prisionero (“Atrapado en el hielo” de Dean R. Koontz). . .así es el agua congelada, a su vera puedes encontrar el Desierto (Maite Carranza), la Fortaleza (J. V. Jones) o Caricias (Nalini Singh). . . . .ya sé que el susto paso, Comediante, y que recuperas sin problemas las secuelas del impacto, lo que me alegra. . .los ayuntamientos de los pueblos nórdicos que has transitado exponen, cuando finalizan los rigurosos fríos, una relación de accidentes-desgracias-infortunios producidos por el hielo y sus variantes y terminan los largos listados con el siguiente aviso a sus paisanos:
    “Ice det farligste er når du er i våre hjerter”
    (“lo más peligroso del hielo es cuando entra en nuestro corazón”)

    . . .así pues, no hay motivos para preocuparme por hombre que fundía el hielo. . .cuídese y disfrute.

    Pedro.

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  3. Hola compañero de las candilejas. Muchas gracias por la bibliografía y sobre todo por compartir el aviso del deshielo. A mi corazón no ha llegado el hielo. Y desde el sucedido, además, se me ha quedado un cierto estupor en el pensamiento que aconseja detenerse a mirar la vida con calma y a escuchar a los amigos con veneración.

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  4. Veo, o creo ver, que saliste con buen pie.

    La vida es una continua caída, tras tantos tropezones, así que asumámoslo.

    Salud y República.

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  5. Caí de pie pero con una costilla rota. Un amigo muy querido siempre me decía "que la vida te arañe". A él la vida le arañó hasta que le mató. Y en esas estamos. Salud y República.

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