Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

domingo, 15 de septiembre de 2013

Iber, Ebre, Ebro

Hace años, un amigo cubano que ya no está, en una de sus escasas estancias en mi tierra, nos pidió que lo lleváramos a ver el lugar en el que nacía el río Ebro. Él afirmaba que tal río estaba cargado de significados que ayudaban a comprender el origen y las vicisitudes, a veces tan dramáticas, de lo que siempre llamó "las Españas".

Pues bien, durante unos días hemos recorrido caminos cercanos a su curso, y aunque aún no sé si Miguel tenía razón aquella mañana ya lejana y friolenta de Fontibre, lo cierto es que a veces a nosotros, pese a los calores del final del estío, como al poeta también se nos ha helado el corazón. 

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