Somos millones en esta isla errónea y apenas alguno sabe que llevamos vidas de náufrago

lunes, 9 de mayo de 2016

En los dedos

En ese momento Juancho y el Santi lo vieron a Pedro y fueron a su encuentro con la palabra, porque, si se movían, el fuego se les iba y no habría más brea para calafatear:
- ¡Se te acabó la licencia, Pedro!
- ¡Vení a laburar, pelandrún, que hoy largamos la red!
Pedro hizo un gesto retribuyendo la recepción, alzando el brazo, y se dirigió a la red, que estaba extendida sobre la arena, antes de ser arrollada, que así se llevaba a bordo, prolija, pulcra para el lance.
Liberado Pedro, la chalana volvía a la legalidad.
Pedro recorrió la malla buscando el punto donde había sido reparada por Nazario, según los dichos de Rosa, y ahí lo detectó.
Tomó, con delicadeza, ese trozo de red emparchada con chaura nueva, la palpó, notó que en la reparación había destreza, conocimiento. Le llamaron la atención los nudos.
- Este nudo no es de acá -le dijo a Nazario, que seguía con la mirada los movimientos de Pedro-. ¿De dónde viene este nudo, don? ¿Qué nudo es?
- No lo sé -dijo Nazario-. Lo llevo en los dedos.

Medio Mundo
Mauricio Rosencof   

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